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Éxodo migrante a un año de la tragedia de Juárez

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Por Héctor Loya/ El Informador

El pasado 27 de marzo se cumplió un año de los fatídicos hechos en los que 40 migrantes murieron en Ciudad Juárez. Este es sin duda alguna un tema controversial, donde los actores protagónicos son estos viajeros con múltiples tropiezos desde la salida de sus lugares de origen, hasta esta línea divisoria, que para algunos ha sido mortal, y que a un año los hechos siguen sin respuesta.

Esto me pone a pensar en la tormentosa travesía de estos grupos de personas que se atreven a aventurarse a un viaje que en ocasiones carece de regreso. Cuáles serán sus problemas, al grado de arriesgar todo su patrimonio e irse de las tierras que no les dio la oportunidad de progresar.

La realidad es que su existencia ha sido muy complicada en aquellos países, información que comparten a quienes les preguntan, platicando con algunos viajeros de Venezuela señalan que en ese país el comunismo ha convirtiendo a una mayoría en clase pobre, por consecuencia desean salir del país antes de morir de hambre.

Otros señalan lo mismo del gobierno de Cuba, comentan que son subyugados y oprimidos, lo que buscan es no morir de hambre.



De forma distinta, pero con la misma impotencia narran los hondureños y guatemaltecos sus angustias por las cuales tuvieron que salir huyendo de sus hogares. Situación de violencia y pobreza, son las justificaciones mayormente citadas. No tuvieron más alternativas que aventurarse al calvario de meses de temor, hambruna y cansancio.

Infinidad de historias de terror y supervivencia detallan estas personas que vemos en la calle con molestia sin saber su padecer. Padres que deben ver a sus hijas como son violadas para poder continuar el camino, mujeres que toman pastillas anticonceptivas antes de partir. Ultrajados, vejados, extorsionados además de ser vistos como botín económico por grupos que lucran con su deseo de llegar a territorio estadounidense.

Claro que la culpa no es de los migrantes, los malos sistemas han sido los culpables del abandono de miles de personas que se van de su patria, pues esta, no les ofrece los elementos básicos para progresar y generar condiciones de vida dignas. Y aunque cuando los vemos en la calle los ayudamos, esto no es suficiente, y lamentablemente no se les puede resolver la vida a todas, aunque eso quisiéramos. y de las instituciones ni hablemos ya que del caso de Juarez nos ha quedado una amarga experiencia. 

Está claro que nadie desea salirse de su hábitat, aventurándose a un abismo lleno de miedo y angustias, lejos de la familia y de los protectores del primer círculo de vida. Los gobernantes deben responder a este problema, pues son los únicos responsables de este éxodo de personas que buscan salir de un infierno, sin saber que al que van puede ser peor.

Somos testigos de múltiples historias que son penosas de contar por lo infrahumano y desgarrador. Sin embargo, es algo con lo que se está viviendo, convirtiéndose en una cotidianidad y un serio problema humanitario tanto para México como para EEUU, el pais de destino.