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¿Dónde está la policía de Grand Rapids cuando se le necesita?

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Editorial por Luis Molina

Recientemente hemos visto cómo es que jóvenes toman las calles de nuestra ciudad en sus autos y queman llanta hasta más no poder.

Muchos hemos sido testigos de cómo en bola llegan, se amontonan, cierran las calles, ponen su música ruidosa y con sus autos comienzan a hacer piruetas y quemar llanta mientras otros aplauden la acción o incluso bailan alrededor de los autos dando vueltas.

Y cuando terminan de hacer su desastre huyen cual delincuentes antes de que la policía siquiera se dé cuenta o llegue al lugar de los hechos.

Las preguntas que todos nos hacemos son ¿Dónde está la policía, cuando los llamamos para este tipo de actos delictivos?, ¿A caso es que nos ignoran y no hacen caso de los reportes que hacemos? 

Realmente da tristeza que no se haga nada al respecto y que cada vez más jóvenes irrespetuosos e irresponsables hagan este tipo de acciones, acciones que no solo ponen en peligro su vida sino la de los demás.

A la vez es una situación preocupante, más para los ciudadanos que pagamos nuestros impuestos, simplemente es una injusticia que los policías hagan caso omiso de estos reportes. 

Como dice la canción “a dónde vamos a parar” las acciones de estos jóvenes no solo son peligrosas para ellos mismos sino para nuestra sociedad. Y lo son porque pueden ocasionar accidentes en plena vía pública, donde personas inocentes pueden resultar heridas, donde personas inocentes pueden morir por acciones imprudentes de cierto grupo de personas.

Hace falta reforzar la seguridad pública de Grand Rapids, los salarios de los policías son buenos, a nivel de cumplimiento del deber, y en base a eso es que mejor labor se debería hacer al respecto de esta situación.

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Esto ya es cotidiano, si no lo vemos nosotros mismos de forma personal, lo hacemos en los noticieros o en las redes sociales, ya que tienen el descaro de hasta transmitir en vivo sus acciones.

Esta generación de jóvenes no solo son capaces de estos actos sino que muchos de ellos están metidos en otras cosas mucho más seria, como el robo de autos, drogas, armas y la lista sigue. Si usted es padre de familia y sabe que sus hijos andan en estos pasos, hable con ellos, no se dé por vencido y hay que dejarles saber que esas compañías y acciones no los van a llevar a nada bueno.

La tontedad y la mala experiencia lleva a estos jóvenes a creerse Superman pero lo único que causan es lástima ya que muchos de ellos me toca verlos con cadenas en las manos y los pies llorando como niños cuando están frente a un juez enfrentando cargos por sus actos.