Por Leandro Robles
Cómo ya se habrán dado cuenta, o quizás visto, la ciudad se está vistiendo de ArtPrize. En algunos sitios del distrito de ArtPrize ya se pueden vislumbrar las instalaciones y las galerías van tomando forma. ¡Es que estamos a menos de tres semanas! Las calles están siendo reparadas, mientras el frenético ritmo de todas las nuevas construcciones en la ciudad nos asombra. Sí, la ciudad está creciendo sin pausa. Y me parece que es un buen signo. Más negocios llegan, se energiza la economía, se amplia la demanda de trabajo. Y ArtPrize es un testigo y un gran protagonista de todo este cambio y transformación.
Ya han pasado casi diez años desde la primera edición de la competencia de arte más grande del planeta. ¿Quién recuerda, allá lejos, cuando se anunciaba esta idea? Personalmente, yo era uno de los primeros incrédulos y reaccioné de forma indiferente al oír esta idea. Me parecía muy ambiciosa, compleja y confusa. Hace diez años yo era otra persona. Recién llegado a esta ciudad, no frecuentaba museos de arte con mucha frecuencia ni entendía lo que entiendo hoy con lo que se relaciona al arte. Hace tiempo, no había empezado a desarrollar mi apreciación por el trabajo en pintura, esculturas, 3D u otros medios. Entonces la idea no me llegaba.
Es así que ArtPrize tuvo rol importantísimo al ayudarme a entender un poco más y a apreciar el arte. Allá entonces, aún concebía el arte como algo para cierta clase de personas, de las cuáles yo no me sentía parte. El concurso fue (y sigue aún hoy siendo) claramente revolucionario. ¿Sacar al arte de los museos y llevarlos a toda la ciudad? ¿Que alguien común, como yo, pudiera votar y elegir a los ganadores? ¿Abrir la competencia para cualquier persona del planeta mayor de 18 años? ¿Entregar medio millón de dólares de premios? Fue algo inaudito sin dudas.
Otro de los aspectos que más aprecio del concurso es que durante los días de la competencia, podemos ver a los artistas al lado de sus obras. Antes, no había tenido mucho contacto con los artistas de las obras que vi, y el ver a tantos junto a sus trabajos, explicando en qué se inspiraron, el proceso que transitaron, las dificultades que tuvieron para realizarla, sus vidas, y así también el significado de sus trabajos, fue algo realmente impactante para mí.
Pensemos también en la generación de niños de nuestra ciudad que durante 10 años fueron expuestos a diferente tipo de arte. Año tras año disfrutando del arte con sus amigos y familias, de la ciudad, entrando y saliendo de museos, viendo arte en todos lados, analizando, observando, comparando… Me pregunto ¿qué impacto va a tener esto en esta generación? ¿Será una generación quizás más sensible? ¿Será una generación más crítica? Seguramente alguien se encargará de analizar esto con más profundidad. Mientras tanto, voy a seguir disfrutando de todo lo que la competencia de arte más grande del planeta tiene para ofrecernos. Aquí en Grand Rapids, en menos de tres semanas.