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De malas y cada vez de mal en peor, así son las cosas para los inmigrantes indocumentados que viven por necesidad en Estados Unidos.
Lamentablemente y para mala fortuna de ellos las políticas antiinmigrantes se ponen cada vez más duras, la cacería operada bajo las manos de ICE y con órdenes directas desde la Casa Blanca y el Gobierno Federal sigue su curso y la deportación de personas ilegales en el país aumenta sus números de una manera considerable día con día.
El temor de muchos solo se alimenta de la amenaza que existe en ser arrestado y deportado, temor que sume en la desesperación y la angustia a quien no cuenta con sus papeles en regla.
Los grupos defensores de los derechos inmigrantes se encuentran realizando múltiples esfuerzos para lograr nuevas iniciativas, en muchos estados se encuentran haciendo presión para que otorguen licencias de conducir a indocumentados, documento que brindará mayor seguridad para que puedan salir de sus casas sin el temor de ser detenidos en plena calle, sin embargo el camino es duro y lleno de piedras que superar.
Primeramente el gobierno se encuentra seccionado y en una continua lucha entre republicanos y demócratas unos defienden la idea de expulsar a todos los indocumentados del país y otros refutan esa idea y defienden los derechos que tienen los indocumentados como seres humanos, una lucha entre dos bandos que nunca tendrá fin y mucho menos acuerdo, lograr una tregua va a ser sumamente difícil por no decir imposible.
Por lo pronto en lo que son peras o son manzanas a los grupos perjudicados no les queda más que esperar y lanzar sus plegarias al cielo para que no les toque la de malas y algún día ser capturado y deportado.
Mientras que la amenaza siga latente para los indocumentados la mejor solución es tener su plan de acción, sus papeles a la mano y en número de su abogado, pero sobre todo la cautela podrá hacer la diferencia entre permanecer en un país o en otro.
La mejor recomendación que se les puede dar es que se conduzcan con precaución, que no tengan contacto con las autoridades, que eviten problemas como riñas o peleas y no infrinjan la ley. Además de no conducir bajo los efectos de las drogas o el alcohol, cualquier delito de esta índole le costará la deportación inmediata.