Nueva York, 1 jun (ELINFORMADORUSA/EFE).-
as calles de Nueva York han sido noticia estas últimas semanas, como tantas otras grandes urbes,
por la anormal tranquilidad a que les abocó la pandemia del coronavirus. Este domingo, y por cuarto día consecutivo, muchos de sus ciudadanos han roto ese extraño silencio para salir a la calle y gritar, a través de sus mascarillas, «la vida de los negros importa».
“Soy anónima y estoy aquí porque la vida de los negros importa, porque hemos vivido esto demasiado tiempo y porque se necesita justicia, inmediatamente”, asegura a Efe Regina, una joven afromamerica que se sumó a la protesta que arrancó esta tarde en el Bryant Park para recorrer medio Manhattan en dirección al Barclays Center de Brooklyn.
Lleva un cartel en el que se puede leer toda una declaración de intenciones: “El racismo es tan estadounidense que cuando hay una protesta contra él, la gente piensa que se protesta contra EE.UU».
A su alrededor se oyen consignas como “Si no hay justicia, no hay paz”, “La vida de los negros importa” y que “Jodan a los policías”. Varios miles de personas comenzaron así una de las varias protestas previstas hoy en Nueva York, la cuarta jornada en la que miles de ciudadanos quieren denunciar la muerte con tintes racistas en Mineápolis del joven negro George Floyd a manos de un policía blanco.
Los congregados, vestidos de negro y levantando el puño en señal reivindicativa, desfilaron por la Sexta y la Quinta avenidas, donde varias tiendas como Versace y Cartier protegieron con listones de madera sus escaparates por miedo a que las protestas se tornen violentas, como en las noches anteriores.
MOMENTOS DE TENSIÓN
Durante el recorrido solo hubo dos momentos de tensión, cuando un manifestante no cejaba una y otra vez de insultar a los policías que estoicamente custodiaban la marcha. La sangre no llegó al río porque varios manifestantes calmaron la situación.
Acompañados así en todo momento por la policía, que escuchaba los gritos contra el cuerpo de seguridad lanzados por algunos manifestantes, la protesta se desvió pocas calles antes de llegar a la Torre Trump, en la quinta avenida, y que hoy se encontraba de nuevo rodeada por vallas de seguridad en gran parte de su perímetro.
Al comienzo de la marcha, también se guardó un minuto de silencio por Floyd, donde los manifestantes se mezclaban con los domingueros que intentaban robarle los últimos rayos al sol sentados en el césped de este emblemático parque neoyorquino.
«No os quedéis callados, la gente blanca que se queda callada es cómplice. La gente negra debe hablar por sí misma. Gente no negra está con nosotros porque yo puedo ser la próxima negra en caer, tu amigo puede ser el próximo negro en caer. Sin justicia no habrá paz”, gritó al comienzo de la marcha una de las organizadoras de la marcha.
LOS BLANCOS TAMBIÉN SE MANIFIESTAN
Y es que no son solo los afroamericanos los que salen a la calle exigiendo respeto. Michelle Brotherton es blanca, del medio oeste y lleva viviendo 16 años en Nueva York. «Es mi deber como norteamericana hablar contra la injusticia y la opresión contra los negros», explica a Efe mientras camina hacia Times Square, donde un policía negro de Nueva York alza el puño de la mano izquierda en señal de solidaridad ante un gran luminoso con la bandera de EE.UU..
Michelle leva un cartel colgado del cuello en el que se puede leer «Hay que acabar con el silencio blanco» y una chapa en la solapa que repite uno de los grandes lemas de estos días: «La vida de los negros importa».
Escritora y camarera, Michelle es la primera vez que participa en una protesta contra la injusticia que sufren los negros en EE.UU., pero asegura: «Seguiré, hasta que algo cambie en este país».
SOLIDARIDAD LATINA
También se han agregado a las protestas ciudadanos de origen latino como Leonardo, un mexicano indocumentado que lleva ya muchos años en Estados Unidos.
«Quiero que sepan que no están solos, porque los mexicanos sufrimos como ellos», asegura Leonardo, con una bandera mexicana en la que se puede leer el gran eslogan de estos días: «Black Lives Matter (La vida de los negros importa)».
Ha vivido en muchos de los barrios pobres de la ciudad, en los vecindarios conocidos como Proyects, tradicionalmente ocupados por la minoría afroamericana.
Por eso dice que se siente cerca de sus hermanos y por eso, cuenta Leonardo, ha venido a protestar aun a riesgo de ser detenido y deportado. La solidaridad no conoce ni origen ni color de piel. Pero una pareja de jóvenes blancos mira de reojo la protesta y ella le dice a él: «Vámonos, mucho negro para mí».