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l domingo pasado se decidió hacer una manifestación de tipo “pacífica” en la cual iban a exigir a las autoridades que frenaran la violencia y el racismo contra las personas de color así como levantar la voz a nivel nacional por la muerte de George Floyd a manos de un policía.
Todo inició como una protesta pacífica pero lo bueno vino después y ya llegada la noche cuando la manifestación se volvió violenta y los participantes aprovecharon la ocasión para hacer de las suyas destruyendo, vandalizando y saqueando negocios, automóviles y edificios del estado.
Nomás de pensar la sorpresa que se llevaron los organizadores de esta protesta al no medir el alcance y el final que tuvo, da tristeza porque realmente habían hecho mucho por la comunidad y este tropiezo solo causó que se alborotara la gallera y que los protestantes hicieran de las suyas aprovechando la oportunidad y la ocasión.
Siendo sinceros las autoridades tienen razón, estos actos no representan a Grand Rapids, lejos de eso son una vergüenza y lo peor es que en esta marcha había cientos de acarreados que iban con la intención desde un principio de causas desastres.
Ni los organizadores de la primer protesta, ni la ciudad, ni el departamento de policía se imaginaban lo que les esperaría esa noche y quedó demostrado al actuar de manera tardía en tratar de reprimir algo que ya era un caos.
Si bien en la segunda protesta la policía actuó de manera rápida y de la forma correcta la herida ya estaba hecha, misma que dejará una cicatriz que perdurará en la mente y el recuerdo de la ciudad.
Como medio de comunicación amamos el lugar donde vivimos y damos la noticia, esta ciudad llamada Grand Rapids nos ha dado tanto a miles de personas, nos ha dado una vida, un trabajo, familia y muchas oportunidades para todos.
También entendemos el propósito de las protestas, porque al igual que lo dijo el jefe de policía la vida de las personas importa mucho, no solo la de las personas de color sino también la de los hispanos, los americanos, asiáticos y demás personas que conformamos la sociedad.
La verdad da mucho coraje y mucha impotencia este tipo de ac tos, porque con esto nada vamos a resolver, al contrario terminaron afectando a pequeñas y medianas empresas que incluso no han podido recuperarse de la pandemia por COVID-19 que aún enfrenta el estado.
El fin no justifica los medios y este tipo de acciones por parte de los jóvenes y adultos que hicieron eso solo demuestra la falta de educación que tienen y la falta de disciplina que les debieron dar en casa. Quien está formado en valores no hace esto y lo que más da vergüenza es que entre la multitud andaban muchos hispanos, de por si no nos quieren y con esas acciones menos aún.
Afortunadamente hay un aspecto positivo dentro de todo esto y es que a la mañana siguiente muchas personas se unieron para limpiar la ciudad, incluso personas viajaron de otras ciudades para ayudar a limpiar. Hombres, mujeres y niños nos pusieron la muestra al unirse a limpiar y reconstruir la ciudad que personas sin sentido común se atrevieron a destruir.
Esperemos que esta experiencia nos sirva para reflexionar a todos y que sobre todo nuestras acciones estén encaminadas siempre para el beneficio de los demás no para obstaculizarlos.
Si todos ponemos de nuestra parte podremos tener una mejor sociedad y sobre todo mejores instituciones policiacas, que al fin de cuentas era el propósito de estas manifestaciones.
