Washington, 8 jun (ELINFORMADORUSA/EFE).-
Miah Cerrillo, una niña de 11 años que sobrevivió al tiroteo en la escuela de Uvalde (Texas), reclamó este miércoles «seguridad» al Congreso y describió la pesadilla de aquel día, cuando tuvo que cubrirse con la sangre de un amigo para hacerse la muerta y salvar la vida.
Cerrillo intervino en vídeo ante un comité de la Cámara Baja de EE.UU., ante el que testificaron otras víctimas del tiroteo de Uvalde, en el que murieron 19 alumnos y dos profesoras, así como víctimas del ataque racista en Buffalo (Nueva York) que se cobró la vida de diez personas afroamericanas.
En el vídeo, Cerrillo explicó cómo había estado viendo una película con otros estudiantes cuando una de sus profesoras recibió un correo electrónico y se precipitó a cerrar con llave la puerta de la clase, al mismo tiempo que pedía a sus alumnos que se escondieran detrás de las mochilas y de su escritorio.
El autor del tiroteo, Salvador Ramos, armado con un rifle de asalto AR-15, disparó en la cabeza a la profesora de Cerrillo, diciéndole «buenas noches», y luego comenzó a disparar a los estudiantes y a una pizarra de color blanco.
Ramos, un joven de 18 años residente en Uvalde, disparó indiscriminadamente el pasado 24 de mayo contra estudiantes y maestros del colegio Robb Elementary de Uvalde, donde fue abatido por las autoridades.
«Cuando fui hacia las mochilas, él disparó a mi amigo que estaba cerca de mí. Pensé que iba a volver a la clase, así que me cubrí en sangre, la esparcí sobre mí», narró Cerrillo.
Después, fue hacia el cuerpo de la profesora y tomó su teléfono celular para llamar al número de emergencias 911.
«Les dije que necesitaba ayuda y que enviaran a la policía dentro de la clase», recordó Cerrillo, quien fue contando la historia en el vídeo en respuesta a las preguntas que le hacía su padre.
Preguntada sobre qué quería ahora después del tiroteo, Cerrillo contestó: «Tener seguridad». Cuando el padre le preguntó si se sentía a salvo en la escuela, la pequeña negó con la cabeza y declaró: «No quiero que vuelva a suceder».
Su padre, Miguel Cerrillo, testificó en persona ante el comité y, entre sollozos, pidió a los legisladores que implementen cambios no solo por los niños de Uvalde, sino para que algo tan terrible no vuelva a ocurrir.
«Vengo aquí porque podría haber perdido a mi pequeña. Y ella no es la misma niña pequeña con la que yo solía jugar y corretear y hacer todo, porque ella era la niña pequeña de su papá», se lamentó.
Ante el comité también testificaron Félix y Kimberly Rubio, cuya hija Lexi murió en Uvalde, así como Zeneta Everhart, la madre de uno de los tres heridos del tiroteo de Buffalo, que está siendo investigado como un crimen racista porque el agresor atentó contra un supermercado de la comunidad afroamericana.
También compareció ante el comité el doctor Roy Guerrero, un pediatra de Uvalde.
El testimonio de todos ellos llega solo horas antes de que la Cámara de Representantes de EE.UU., dominada por los demócratas, inicie el debate de un gran paquete legislativo con amplias medidas para limitar la posesión de armas.
En paralelo, un grupo de senadores demócratas y republicanos está negociando un proyecto de ley más moderado con provisiones para aumentar el control de antecedentes y limitar la venta de los componentes de algunas pistolas, una propuesta de mínimos sobre la que esperan llegar a un acuerdo antes de que acabe la semana.