Opinión por Héctor Loya
Tal y como lo mencioné en mi artículo de opinión de la edición pasada el presidente Biden está apostando el todo por el todo con los precios de la gasolina y la meta es bajar los precios para que en un futuro los votantes puedan darle el tan apreciado apoyo.
Y es que el presidente de Estados Unidos intenta contener la inflación a tres semanas de las elecciones legislativas.
Sin duda Biden está quemando sus últimos cartuchos en la lucha contra la inflación a tres semanas de las elecciones legislativas de mitad de su mandato al liberar 15 millones de barriles de las reservas estratégicas del país para intentar que bajen los precios de la gasolina y contener así la inflación, la principal preocupación de los votantes.
Biden ha estado intentando cambiar el foco de las elecciones hacia el aborto o los riesgos para la democracia que se derivan del Trumpismo extremo. Sin embargo, encuesta tras encuesta, el electorado señala a la economía, y en particular a la subida de los precios, como el principal problema de Estados Unidos, con gran diferencia de los demás.
Y para nadie es un secreto que la popularidad del presidente demócrata está cayendo estrepitosamente y de seguir así corre un riesgo realmente inminente de perder contra los contendientes republicanos que si bien aún no tienen definido a un candidato sólido se rumora que Trump volverá con todo y dispuesto a ganar.
En lo que son peras o son manzanas y que la economía se basa en una política electoral la evidencia es clara en el sentido de que la gasolina está más cara que nunca y que cualquier acción que el gobierno tome, por votos o no, dan un gran alivio a los bolsillos de la ciudadanía que están pagando las consecuencias de una política mal enfocada y una guerra que solo a dejado inflación y precios altos.