Editorial por Luis Molina
Es muy triste ver como Grand Rapids se convierte cada vez en una ciudad menos segura, y no solo por los tiroteos y muertes que se generan mes con mes, sino ahora por los robos de autos y robos a mano armada que están sucediendo de manera más frecuente.
Por citar un ejemplo el departamento del Sheriff esta semana en la madrugada hizo una persecución de varios autos y entre los arrestados estaban jóvenes de 14 años, la pregunta es ¿qué hacían estos jóvenes, bueno casi niños aun en la calle a las 3 de la mañana, dónde estaban los padres de estos jóvenes? Estos jóvenes son las personas más peligrosas pues muchos de los crímenes, robos, asaltos a mano armada son cometidos por este tipo de personas.
Por otro lado, están las organizaciones y personas que los defienden disque porque son menores de edad pero la realidad es que tenemos un gran problema ya que estos jóvenes representan un gran peligro para la sociedad y deben ser tratados con mano dura por las autoridades porque sino el día de mañana nadie estará seguro ni en su casa.
Es una pena ver como estos crímenes están aumentando, pero hasta cierto punto los padres tienen la culpa por no crear generaciones de provecho como antes, hay muchas libertades y con ellas el libertinaje para que cada quien haga lo que quiere.
Y lo digo principalmente por los jóvenes y las nuevas generaciones a las cuales la familia ya no les da el amor y la dedicación que necesitan y tampoco el entendimiento de reglas y normas acompañadas de la disciplina.
Todas estas personas son las que andan en las calles y aunque suene mal, no conocen el valor de la honestidad, del amor al trabajo y la superación personal y solo andan buscando como obtener dinero rápido y fácil sin el más mínimo esfuerzo.
Año con año van surgiendo nuevas generaciones las cuales cada vez les gusta menos trabajar y esforzarse y las calles se llenan más y más de gente poco productiva, de delincuentes y criminales que no aportan nada a la sociedad, incluso la perjudican.
Y las autoridades en gran medida, no pueden con ellos los cuales superan en número sus filas y por lo cual las actividades delictivas van creciendo.
Pero no hay que echarle toda la culpa a la policía, ellos hacen su trabajo, pero nosotros somos los que debemos comenzar desde casa, cuando nuestros hijos están pequeños, enseñándoles valores y prestando atención a sus actividades y amistades con el fin de que cuando sean jóvenes no tomen el camino incorrecto.