Editorial por Luis Molina
Tal parece que los accidentes en Grand Rapids y en el resto de las ciudades y condados del Oeste de Michigan son el pan de cada día, se los digo porque es tan lamentable acudir al lugar de los hechos y ver como los autos quedan totalmente destruidos, pero lo peor de todo es ver como personas y familias enteras resultan heridos, algunos de gravedad y otros incluso pierden la vida.
Un conocido que vive en México me hizo el siguiente comentario: “Oye Luis como que deberían de darle unos cursos viales allá donde vives no crees”.
Aunque lo haya hecho de broma es algo muy cierto la gente no tiene ni el más mínimo de respeto ni la cultura de manejar con precaución, al decir esto no significa que todos hagan lo mismo, pero es que en lo que tengo de carrera periodística me ha tocado ver y transmitir en vivo cada caso…
Automóviles que quedan convertidos en un acordeón, personas hospitalizadas y familias devastadas por el dolor de perder a sus seres queridos es algo con lo que me tengo que enfrentar a diario y más en estos tiempos que de frío y de nieve en la que los caminos son traicioneros y no perdonan ni al conductor más experimentado.
Como periodista y sobre todo en lo personal aliento a las personas a que manejen con mucho cuidado, que siempre que salgan y tomen un volante recuerden que alguien los espera de regreso, o que alguna persona inocente podría resultar herida si no manejamos adecuadamente.
La vida vale más que cualquier copa de alcohol, que querer llegar temprano o primero, que creernos un personaje de rápidos y furiosos, que cualquier automóvil todo terreno, que cualquier mensaje enviado por el celular, en fin y en resumidas cuentas la vida es irremplazable y no hay costo que pueda pagarla.
Así que cuando conduzcan recuerden estas palabras de un servidor: “Cuiden su vida y la de los demás”, un cordial saludo.