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Activistas y migrantes denuncian caos y desesperación tras primeras deportaciones de Trump

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Ciudad Juárez (México), 3 feb (ELINFORMADORUSA/EFE).-

Activistas y migrantes en la frontera norte de México denuncian caos y desesperación tras las primeras deportaciones de la Administración de Donald Trump, cuestionan si el Gobierno mexicano está preparado para recibir a los migrantes deportados y reconocen que el peor escenario aún no se materializa.

A dos semanas de que Trump regresara a la presidencia de Estados Unidos, la incertidumbre y el miedo se han apoderado de la comunidad migrante en la frontera con México.

 Las deportaciones masivas, la cancelación de citas y el endurecimiento de las políticas migratorias han dejado a miles de personas en una pausa y sin respuestas claras del Gobierno de México.

«Se cancelaron las citas y ya no hubo oportunidad para nosotros», lamentó Evelyn Vázquez, migrante guatemalteca que había esperado 10 días en la fronteriza Ciudad Juárez para su cita de ingreso legal a Estados Unidos.

Contó a EFE que sin previo aviso su proceso fue detenido el mismo día en que Trump asumió el poder, el 20 de enero. «Fue frustrante y bastante triste. Saber que no era este el lugar donde pensábamos que íbamos a estar», expresó con resignación.

Vázquez, quien viajó con sus tres hijos, describió el trato de las autoridades estadounidenses como «normal», pero condenó las imágenes de deportaciones masivas que han circulado en redes sociales.

«Nos están deportando con cadenas, amarrados. Ni a los animales los tratan así. No es justo», añadió.

El domingo, en varias ciudades de Estados Unidos, miles de personas migrantes de México y otros de América Latina salieron a manifestarse en contra de las redadas migratorias y las deportaciones llevadas a cabo por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, en inglés).

 Un desafío para el Gobierno mexicano

Mientras miles de migrantes siguen varados en la frontera norte, el Gobierno mexicano enfrenta el reto de atender la crisis humanitaria. Organizaciones no gubernamentales han denunciado la falta de una respuesta estructurada y exigen mayores esfuerzos para garantizar refugio y asistencia.

«La presidenta Claudia Sheinbaum ha dado a conocer algunos proyectos, ha creado albergues y estancias, pero el problema es que siguen llegando más personas», explicó Maytelise Flores Hernández, activista voluntaria del International Rescue Committee (IRC).

La activista enfatizó que la desesperación entre los migrantes ha aumentado debido a la desaparición de programas de apoyo.

«Había un programa que se llamaba ‘Recibe the One’, pero lamentablemente desapareció. Ahora hay mucha angustia y depresión», indicó. Además, aseguró que la comunidad migrante en Estados Unidos está viviendo un clima de terror.

«Es un caos. Todas las personas tienen miedo, no salen a trabajar, se esconden. Están entrando a los domicilios, a los restaurantes. No se puede vivir», apuntó.

El pasado jueves, Sheinbaum informó que su Gobierno había recibido 6.244 migrantes deportados en los primeros 10 días del nuevo Gobierno de Trump, incluyendo al menos 1.371 de otras nacionalidades, aunque argumentó que «son pocos».

Mientras que las autoridades migratorias estadounidenses detuvieron en la primera semana al menos a 2.382 inmigrantes indocumentados y han cursado 1.797 órdenes de captura contra ciudadanos susceptibles de deportación, según cifras oficiales, aunque las redadas siguen.

 La infancia también padece las medidas

En los albergues de Ciudad Juárez, los niños también han resentido la crisis. Irma Roxana, maestra activista en el albergue Buen Samaritano, detalló el impacto emocional en los menores.

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«Los niños están estresados, aunque los papás crean que no. No quieren jugar, no quieren dibujar, colorear, quieren estar sentados. Cuando les preguntas, te dicen que es porque su mamá está triste», relató.

A pesar de la incertidumbre, la esperanza no se ha perdido del todo. «Tengamos paciencia y fe», es el mensaje que Evelyn Vázquez recibe de su esposo, quien logró cruzar antes de la toma de posesión de Trump. Sin embargo, el camino luce complicado.

Las organizaciones humanitarias y la sociedad civil continúan pidiendo soluciones a la crisis, mientras tanto, miles de migrantes en Ciudad Juárez y otras ciudades fronterizas aguardan respuestas y la posibilidad de seguir adelante con su sueño de una vida mejor.