Editorial por Héctor Loya
La cuestión se torna un tanto enredosa por las declaraciones entre ambas naciones, de: –“Que tú me hiciste aquí”- y –“Yo recuerdo que hiciste allá”-, que –“Tú me atacaste a esta persona”-, pero –“Tú me atacaste esta base”-.
En fin, en medio de esta tensión política la cosa se va calentando y poniendo color de hormiga y mientras dos naciones se pelean la posibilidad de una guerra va creciendo.
Pero las cosas no paran aquí el peor escenario de una guerra es cuando se forman las alianzas, y es que, aunque el país de Irán no tenga el poderío nuclear que tiene Estados Unidos, porque así lo declaró Trump, puede valerse de aliados que, si lo tengan y puedan competir contra la nación americana, porque habremos de recordar que hay países que no pasan a Estados Unidos y menos digieren a Donald Trump.
Si recordamos un poco la historia de la guerra mundial pasada la devastación que sufrieron Hiroshima y Nagasaki con la detonación de la bomba atómica fue sin precedentes incluso más allá de la destrucción, las secuelas de la radiación permanecieron en las áreas durante varios años, ahora imagínense que las naciones utilicen todo su poder nuclear, además de la destrucción nos quedará contaminación radioactiva la cual traerá consigo pobreza, dolor, muertes y una larga lista de terribles cosas.
Esperemos que ambas naciones sepan arreglar sus conflictos de la mejor manera posible, porque, aunque a muchos no les guste, o no lo quieran reconocer, el dialogo es la mejor manera de resolver los conflictos y la cordura y la prudencia son el mejor aliado hasta para los peores enemigos.
¿Y ustedes que piensan? Nos leemos la próxima.