Por Joel Morales
El Informador
GRAND RAPIDS, MI
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En un salón de corte en Grand Rapids el jueves, 18 de enero, lleno de la familia, amistades y conocidos de la fallecida Ana Carrillo cuyo cuerpo sin vida fue encontrado enterrado el 9 de noviembre del año pasado, fue sentenciado su asesino y exnovio Andrew Hudson.
Hudson, quien se vio resignado a su destino, sus hombres caídos, su manos cruzadas frente a su cuerpo y su mirada sin expresión alguna, recibió una pena de 40 a 100 años por el cargo de homicidio en el segundo grado, al recibir una oferta de la fiscalía para conocer donde había escondido el cuerpo de la hispana y madre de sus tres hijos. El asesino también recibió de 40 a 100 años por manipular evidencia, que fue enterrar el cuerpo de la mujer, sentencias que cumplirá al mismo tiempo.
Pero antes de recibir sus sentencias por parte del juez Mark Trusock, la madre de Ana Carrillo, Birdie Carrillo, y su hermana menor, Melinda Gómez, se dirigieron a Hudson como al juez.
“Yo solo quiero saber, ¿Por qué?”, preguntó la madre de la difunta. “Me quitó a mi hija, mi primogénita, se la quitó a sus hijos, a sus hermanos. Quiero saber por qué me la quitaste. Quiero saber por qué viniste a mi casa el mismo día después que habías matado a mi hija, y no derramaste ni una sola lágrima y nunca me miraste a la cara”, agregó.
Carrillo también dijo que como no sabía que el hombre era responsable por la muerte de su hija, lo dio un abrazo, algo de lo que se arrepiente y que la está matando todos los días.
“Ahora los hijos de mi hermana van a tener que crecer todos los días sabiendo lo que le hizo su padre a su madre. Eres un monstro porque solo horas después de matar a mi hermana, fuiste a la casa de mi madre y no demostraste ningún tipo de remordimiento”, también le dijo Gómez, antes de decirle al juez que el asesino de su hermana no merecía ningún tipo de compasión.
Dirigiéndose a Hudson, el juez Trusock dijo, “Este es un caso muy triste, un homicidio sin sentido. Le ocasionaste enorme dolor a la familia, a los niños que ahora no van a tener ni madre ni padre en sus vidas, ¿Y para qué?”, le preguntó el magistrado.
“¿Todo resuelto?”, le preguntamos a Gómez después de la audiencia. “Definitivamente resuelto”, contestó la hermana de la difunta. “Fue muy duro llegar a este día, pero esto fue algo que teníamos que hacer para nuestra madre y hermana. La voy a recordar por lo amorosa y cariñosa madre y hermana que era. Nunca la voy a olvidar”, agregó entre lágrimas.