Editorial por Luis Molina
La semana pasada hubo dos tormentas invernales que afectaron parte de Michigan en ella vino acumulación de nieve y hielo en los caminos.
Ya todos estamos acostumbrados a la nieve, pero lo que más me causa asombro es que a pesar de ya estar acostumbrados y ya conocer las consecuencias de no manejar con cuidado seguimos siendo imprudentes al volante.
Yo no sé qué pasa por la mente de las personas al ver el peligro y no hacer caso de las indicaciones, las mismas indicaciones que se les repiten una y otra y otra vez e incluso las autoridades emiten advertencias días antes de las tormentas con la finalidad de qué las personas tomen precauciones y de no ser necesario no salgan de sus casas, pero parece que estarles diciendo esto es inútil ya que no hacen caso y manejan a alta velocidad.
El problema radica en que muchos si toman las precauciones y son prudentes al conducir en este tiempo, pero por más que uno se cuide muchas veces es inevitable un accidente ya que andan en las calles un sinfín de personas, bueno se les puede llamar burros con orejeras en las autopistas que manejan sin control.
Esto es una gran imprudencia, una acción que está costando no sólo pérdidas materiales, sino que también pérdidas humanas.
Cada quien es dueño de su vida, y decide si vivir o morir, pero recuerden que al salir de casa seres queridos los esperan o que también, aunque no los esperen hay muchas personas inocentes que en ese camino pueden morir a causa de no manejar adecuadamente.
Es por eso que hoy de nueva cuenta los invito a todos los que están leyendo este editorial que tomen conciencia y que manejen de manera adecuada para evitar lamentables pérdidas humanas o aún peor que con las heridas que no puedan ser superadas queden afectados de por vida con alguna discapacidad.