Sacramento (EFE)
California se ha convertido en el primer estado en exigir que los seguros médicos cubran las pruebas caseras para infecciones de transmisión sexual (ITS) como el VIH, la clamidia y la sífilis. Esto podría ayudar a controlar la epidemia de ITS que se ha extendido casi sin control, con los departamentos de salud pública enfocados en la pandemia de covid-19. La regla, parte de una ley más amplia que aborda esta epidemia, entró en vigencia el 1 de enero para las personas con planes privados regulados por el estado, y se extenderá más tarde para los millones de californianos de bajos ingresos inscritos en el programa estatal de Medicaid.
Al volver más fácil y más barato hacerse las pruebas en la privacidad del hogar, la disposición podría brindar un mejor monitoreo de estas enfermedades en las zonas rurales y desatendidas del estado, reducir el estigma que experimentan los pacientes cuando buscan atención, y darles más control sobre su salud, dicen expertos en enfermedades infecciosas. «Esta es la primera ley de este tipo, y yo diría que es una especie de vanguardia», dijo Stephanie Arnold Pang, directora senior de políticas y relaciones gubernamentales de la National Coalition of STD Directors. «Queremos derribar todas las barreras para que alguien pueda hacerse las pruebas de ITS, y el gasto de bolsillo es un factor enorme».
Pero ser el primero tiene sus desventajas. Debido a que el concepto de cobertura para las pruebas de ITS caseras es tan nuevo, el programa estatal de Medicaid, Medi-Cal, no pudo establecer para el 1 de enero los códigos de facturación que necesita para comenzar a pagar por estas pruebas. Los reguladores federales tampoco han aprobado las pruebas para uso doméstico, lo que podría hacer que los laboratorios se muestren reacios a procesarlas. Y un análisis estatal predice que la mayoría de los proveedores de atención médica dentro de la red no comenzarán a recetar pruebas caseras durante al menos un año hasta que ajusten su facturación y otros pormenores.
Sin embargo, la situación es urgente y requiere acción, dijo el senador estatal Richard Pan (demócrata de Sacramento), quien es pediatra y redactó la ley. “En California, tenemos niños que nacen con sífilis”, dijo Pan. «Uno pensaría que eso desapareció en la era victoriana». Incluso antes del covid-19, las infecciones de transmisión sexual alcanzaron máximos históricos en el país, y en California, por seis años seguidos, según un análisis de 2019 de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC)
Las tasas de sífilis congénita, que los bebés contraen de sus madres, ilustran la gravedad de la epidemia de ITS: los casos aumentaron un 279 % entre 2015 y 2019 a nivel nacional y un 232 % en California. De los 445 casos de sífilis congénita en California en 2019, 37 murieron. La pandemia solo empeoró el problema porque los departamentos de salud han estado abrumados por la emergencia del covid-19, y las cuarentenas mantuvieron a las personas alejadas de las clínicas. En encuestas de programas de salud pública en todo el país desde mayo de 2020, la National Coalition of STD Directors encontró que la mayoría de los encuestados, hasta el 78 % en un sondeo, han derivado parte de su fuerza laboral de ITS para pruebas y monitoreo de covid.
Un informe que acompañó a la encuesta más reciente encontró que algunas ITS estaban «completamente sin control» debido a horarios restringidos en las clínicas, el desvío de recursos, la escasez de kits de pruebas, y el agotamiento del personal. Algunas pruebas de ITS en el hogar detectan una sola enfermedad, pero con ciertos kits se pueden recolectar muestras para detectar una variedad de infecciones. Dependiendo de la prueba, los pacientes extraen una gota de sangre o toman un hisopado de la boca, la vagina, el ano o el pene. Ciertas pruebas requieren que los pacientes envíen muestras a un laboratorio para su análisis, mientras que algunos tests orales para el VIH ofrecen resultados en casa en unos pocos minutos.
Ivan Beas, un estudiante de posgrado de 25 años de la UCLA, se hacía pruebas con frecuencia como parte de un estudio de investigación de dos años. Cuando las clínicas cerraron durante la pandemia, los investigadores le enviaron un kit para el hogar. El kit, para VIH, hepatitis C, herpes, sífilis, clamidia, gonorrea y tricomoniasis, estaba empaquetado discretamente y con instrucciones sencillas. Beas tardaba unos 10 minutos en pincharse el dedo, pasar un hisopo por su boca y enviar las muestras al laboratorio. Beas dijo que quería seguir evaluándose él mismo después que finalizó el estudio, pero el kit que usaba se vende al por menor por 289 dólares, un costo fuera de su alcance.
La última vez que fue a una clínica en persona contó que tuvo que esperar dos horas para que lo atendiera un médico. Hasta que Medi-Cal comience a cubrir las pruebas caseras, dijo, tendrá que encontrar tiempo para hacerse la prueba gratis en una clínica de Planned Parenthood. «Si el seguro lo cubriera, definitivamente la haría más seguido», expresó. Según la nueva ley de California, los planes regulados por el estado deben cubrir las pruebas de ITS en el hogar cuando las solicite un proveedor de atención médica.
Los californianos con seguro privado pueden aprovechar la cobertura de inmediato. La cantidad que deberán pagar de su bolsillo por las pruebas dependerá del tipo de plan que tengan, si su proveedor está dentro de la red y si están en una categoría que el Gobierno federal ha designado para pruebas de detección gratuitas. Los pacientes de Medi-Cal casi nunca enfrentan gastos de bolsillo, pero tendrán que esperar a recibir cobertura porque el Departamento de Servicios de Atención Médica, que administra Medi-Cal, está trabajando con la Asociación Médica Americana y el gobierno federal para generar los códigos de facturación. Las tasas de reembolso para esos códigos necesitarán la aprobación federal.
El estado no sabe cuánto tiempo llevará ese proceso, según Anthony Cava, vocero del Departamento. La regla no se aplica a los millones de californianos cuyos planes de seguro médico basados en el trabajo están regulados por el Gobierno federal. Otros estados y organizaciones han experimentado con pruebas de ITS caseras. Los departamentos de salud pública de Alabama y del Distrito de Columbia envían kits gratuitos a los residentes que los solicitan, pero ninguna jurisdicción requiere cobertura de seguro. La National Coalition of STD Directors está enviando kits gratuitos a las personas a través de los departamentos de salud de Philadelfia; Iowa; Virginia; Indiana; Puerto Rico; y el condado de Navajo, en Arizona. Se espera que la lista de destinatarios aumente este mes.
Iwantthekit.org, un proyecto de la Universidad Johns Hopkins, ha estado enviando kits gratuitos a los residentes de Maryland desde 2004, y de Alaska desde 2011. El programa está financiado por subvenciones, y trabaja con los departamentos de salud locales. Charlotte Gaydos, cofundadora del proyecto, dijo que las solicitudes de kits durante la pandemia casi se triplicaron, y que se expandiría a todos los estados si pudiera facturar a los seguros de la manera que exige la ley de California. Las pruebas caen en un área de regulaciones gris. Si bien han sido aprobadas por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), ninguna ha sido autorizada para su uso en el hogar. Se supone que los pacientes deben recolectar sus propias muestras en un centro de salud, y algunos laboratorios pueden no analizarlas.
Funcionarios de salud pública mencionaron otros desafíos potenciales: es posible que los pacientes, al no hacerse las pruebas en clínicas, no tengan el mismo acceso a asesoramiento, tratamiento o derivaciones a otros servicios, como bancos de alimentos. Y, aunque se supone que deben informar los resultados de sus pruebas a las autoridades de salud, algunas personas no lo hacen. Vlad Carrillo, de 31 años, vivió esto en carne propia. Solía hacerse pruebas en una clínica de San Francisco, donde podía obtener asesoramiento y otros servicios. Pero Carrillo perdió su apartamento durante la pandemia y se mudó a unas siete horas, a Bishop. “Al estar lejos de la ciudad, me tomó un año entero encontrar la manera de hacerme las pruebas”, dijo Carrillo. Carrillo finalmente recibió el kit por correo, evitando el estigma de ir a la clínica en Bishop, que está “más enfocada en cosas heterosexuales”, como prevenir el embarazo. Sin la prueba, Carrillo no podría recibir PrEP, un medicamento para prevenir el VIH. “Pasar tanto tiempo sin PrEP fue muy difícil para mí”, dijo Carrillo.