Opinión por Héctor Loya
Las caravanas migrantes siguen a pesar de las amenazas constantes del presidente electo Donald Trump de cerrar la frontera y ejecutar deportaciones masivas a partir del próximo 20 de enero.
Desde noviembre a la fecha, ingresó a México un quinto grupo, de unas 1,500 personas oriundas de Venezuela, Colombia, Haití y Centroamérica, desde Chiapas pretenden cruzar 3 mil kilómetros sorteando hambre, sed, el acecho de grupos criminales, el abuso policial que pide moche para seguir su peregrinar, muchos de negarse encuentran la muerte, todo por alcanzar el sueño americano.
Trump, insiste en que los migrantes representan un peligro para su país y amenazó a México con imponer aranceles del 25% sobre todos sus productos, si el Gobierno no frena según sus dichos: “la invasión de migrantes y drogas”.
Ante esto, la presidenta intenta disolver las caravanas y el traslado hasta otros puntos del país, algunos de ellos muy alejados de la Ciudad de México o de la frontera, como es el caso de Guerrero, Michoacán o Yucatán. Otros tantos son detenidos en el centro del país y deportados a la casilla de salida en Tabasco o Chiapas. T6
La mayoría de los migrantes no logran llegar a la frontera norte, sin embargo, las entradas a México desde Chiapas se han disparado y los albergues están repletos en el sur del país.
Es un calvario ya que llegan a un país impune, sordo y ciego, donde la ineptitud y la traición se premia con embajadas, consulados, consejerías y espacios de representación popular.
Vaya desafío que tiene el gobierno mexicano y sus aliados, ante un país desolado por la pobreza creciente y el narco, entidades enteras entre fuego cruzado por la violencia desmedida, el desmantelamiento del andamiaje legal, más la desaparición de organismos autónomos, con alertas rojas por clasificarse entre los más violentos y corruptos del mundo, y quien ahora espera deportaciones masivas que arreciarán aún más la economía y la seguridad por la amenaza de aranceles.
Como dijo Carlos Ruiz Zafón, novelista español: “El incompetente siempre se presenta a sí mismo como experto, el cruel como piadoso, el pecador como santurrón, el usurero como benefactor, el mezquino como patriota, el arrogante como humilde, el vulgar como elegante y el bobalicón como intelectual”, todo esto forma parte del calvario que siguen viviendo los migrantes que buscan su sueño americano.