Por Joel Morales
El Informador
GRAND RAPIDS, MI
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La juez Christina Elmore, de la Corte del Circuito 17 en Grand Rapids, escuchó testimonio convincente sobre la conducta de Juan Carlos López-Rodríguez, acusado de conducta criminal sexual con dos menores, hijas de su expareja, llega al nivel de los cargos en su contra durante su audiencia de causa probable el martes 6 de marzo, y ordenó que el caso proceda a juicio.
La juez encontró 6 cargos de conducta criminal sexual contra el mexicano, quien ha estado detrás de las rejas en la Cárcel del Condado de Kent, desde el 14 de febrero cuando fue arrestado.
Demostrando una valentía y madurez en un salón de corte, las jóvenes, ahora de 13 y 15 años de edad, afirmaron que unos años atrás el hispano las tocó de manera inapropiada. Testificaron sobre lo que el acusado les hacía cuando vivían en la misma casa con él, mientras el hombre estaba sentado a unos 20 pies de ellas.
En voz baja, la víctima #1, cuyo nombre no vamos a revelar por la delicadez del caso, comenzó contestando preguntas de la fiscal asistente Bonnie L. Prevette, sobre su edad, donde vive y en qué grado va a la escuela, pero cuando se le pidió que identificara al hombre que alega la tocaba de manera sexual, la joven comenzó a llorar.
“¿Por qué lloras?”, le preguntó la fiscal asistente.
“Porque no lo quiero ver”, respondió la joven.
Cuando Prevette le preguntó que si han estado viendo a una terapista, la joven le dijo que sí.
“¿Y qué sucedió con Carlos?”, le preguntó la fiscal.
“El me tocaba a mí y a mi hermana”, indico la joven, con la mirada intensa del acusado sobre ella. “La primera vez que pasó estaba dormida en la recámara de mi mamá, y metió sus manos en mis pantalones”, agregó, fue cuando un joven hispano sentado al lado de la madre de las víctimas en la galería, se levantó y rápidamente salió del área de espectadores.
La joven comentó que cuando despertó, López-Rodríguez estaba viendo fútbol en la televisión, y tenía sus manos en su pijama y dos dedos adentro del forro de sus calzoncillos y dos dedos sobre su ropa interior. Cuando intentó salir del cuarto Rodríguez no quería que se fuera.
“Trate de levantarme para irme al cuarto de mi hermana porque me sentía incómoda, pero me dijo, “No, no, no, ven a acostarte conmigo”, y eventualmente me dejó que me levantara cuando le dije que tenía que ir al baño”, también testificó la joven. “La segunda vez que me tocó, metió su mano en mi brasier. Estaba tocando mi seno con su mano y con un tipo de movimiento. No me gustó y empecé a llorar y dejó que me fuera”, agregó.
La joven también indicó que el acusado le tocaba la parte interior de sus caderas. Cuando le dio su testimonio a la fiscal, donde explicó que López-Rodríguez cambiaba la televisión al fútbol aún si ellas no querían verlo y sin importarle lo que dijeran, el acusado sonrió, bajo la cabeza y la meneaba de un lado al otro.
Las jóvenes testificaron que nunca le dijeron nada a nadie sobre lo que les había sucedido, porque su padre las había abandonado y no querían que el acusado dejara a su madre por culpa de ellas.
La victima #2, que tampoco vamos a revelar su identidad por ser menor, comentó que López-Rodríguez la tocó unas 10 ocasiones. El acusado puso sus manos adentro de sus pantalones cortos, le tocaba por adentro de sus muslos de pierna, metía las manos por debajo de su playera y le sobaba la espalda, algo que la hizo sentir mal. Pero el hispano lo tomaba como un juego y le decía que no era nada malo.
“Una vez, cuando estaba en la cocina, me tocó el trasero y siguió caminando, eso me dio miedo”, expresó la joven, limpiando lágrimas de sus ojos. “Una vez que desperté en la recámara de mi mamá, su mano estaba por debajo de mi brasier. Le dije que me quería levantar, pero me bajó y me dijo que quería acostarse al lado mío. No pude levantarme porque envolvió mi cuerpo con sus brazos, luego se enojó y me dijo que me saliera”, agregó.
Durante los testimonios, las menores evitaron hacer contacto visual directo a los ojos del acusado. Una vez que terminaron de testificar, se fueron y se sentaron al lado de su madre quien las abrazó cariñosamente.
El abogado de López-Rodríguez argumentó ante la juez que hoy en día, todos se sienten incómodos cuando alguien los toca, no necesariamente para la gratificación sexual. Y nada de lo que había hecho el hombre mexicano, había sido hecho para lo mismo. También le recordó a la juez que cuando les preguntó a las víctimas si el hispano había soltado unos “ohhs o ahhs” cuando las tocaba, las jóvenes lo negaron.
Según el récord, para que una persona tenga contacto sexual con otra, no requiere que suelte unos “ohhs y ahhs”, explicó la juez Elmore y le impuso seis cargos de conducta criminal sexual a López-Rodriguez, mandando el caso a juicio.
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