Dra. Belén Amat
La nieve y los paisajes nevados nos recuerdan del cambio de las estaciones que hacen vivir en el norte tan bello y especial. La emoción en los niños cuando ven caer los primeros copos de nieve a veces provoca angustia en los padres. Sobre todo, si es el primer invierno para emigrantes de climas cálidos que nunca han visto la nieve. Con la ropa adecuada y unas cuantas recomendaciones, es una maravilla jugar en la nieve y no es necesario encerrarse hasta la primavera.
Es importante saber que los niños no perciben el frío de la misma manera que los adultos, y puede ser que no se den cuenta que han estado afuera demasiado tiempo, o que tienen las fases tempranas de hipotermia.
Para abrigarse es mejor usar varias capas delgadas que un abrigo grueso. Las fibras sintéticas y la lana son mejores que el algodón para mantener la temperatura. Como regla, piense que los niños siempre necesitan una capa más de ropa que los adultos. No olvide guantes, bufanda y botas apropiadas. Las botas deben ser contra agua y una talla grande para que pueda ponerse dos pares de calcetines.
Cuando los niños juegan en la nieve hay que revisar si la humedad ha traspasado la ropa, y cambiar calcetines o camisetas que estén mojadas. Asegúrese de planear pausas y descansos donde pueden entrar en la casa y calentarse antes de salir de nuevo al frío.
Los primeros datos de hipotermia son los temblores y la confusión. En caso de sospechar hipotermia debe llamar al 911, quitar la ropa mojada y cubrir a la persona con mantas. A veces puede haber lesiones por exposición al frio prolongado. Si nota que hay dedos de las manos o pies, labios, orejas o nariz de color rojo, morado o blanco, debe inmediatamente cubrir a la persona en ropa seca y mantas, dale una bebida caliente, sumergir la parte afectada en agua templada y llamar a su médico. Por ningún motivo debe “sobar” los dedos o manos para producir calor.
Si se abrigan bien, no hay razón por la que no puedan divertirse en invierno al aire libre.