Por María G. Erazo
Empieza un nuevo año y todos tenemos esas metas financieras, no lo neguemos. En algún momento de tu vida soñaste o sigues soñando con una libertad financiera o incluso en ser muy rico. Y no hay nada de malo con soñar en tener más, pero sí te aconsejo que este no sea el centro de tu vida ni la razón por la que pierdas todas las demás cosas buenas que la vida te ofrece. El dinero no trae felicidad, pero sí ayuda y da más tranquilidad en diferentes escenarios. Es importante que, para lograr esa gran meta financiera, empecemos con pequeñas cosas, actividades y hábitos que se desarrollarán en una estrategia poderosa.
Es casi imposible convertirse en millonario de la noche a la mañana; este es un proceso que requiere dedicación, esfuerzo, compromiso y determinación. A menos que te ganes la lotería o te den una herencia nunca imaginable puedes convertirte rico en un chasquido. Sin embargo, si observas el resultado de muchos ganadores de lotería, te darás cuenta que sus riquezas no duraron por mucho tiempo ya que no supieron administrar su dinero. Y es que son las pequeñas cosas y hábitos lo que logran esto. A continuación, te quisiera compartir algunos principios sobre cómo ayudar a tu cuenta bancaria y poco a poco lograr esa libertad financiera:
- No es la cantidad, sino la costumbre: no importa cuánto dinero ganas o cuáles son tus gastos, desde el momento en recibir tu pago, debes tener una costumbre de ahorrar algún porcentaje de ello. En algunas etapas de la vida los gastos se juntan y es difícil ahorrar, pero no imposible. Crea el buen habito de ahorrar, aunque sea un poco.
- Olvídate del crédito: vive una vida en la que no tomas prestado. Los intereses de las tarjetas y otros prestadores pueden ahogarte si no sabes controlarlo. No dependas de los demás, si no confía en ti mismo y emprende, esfuérzate y traza un plan en el que no debas pedir prestado sino averiguar cómo ganarlo son tus propias manos.
- La imagen puede salirte cara: olvídate de lo que la sociedad te exige, vive tu vida y gasta de acuerdo a lo que tu sueldo te permite. Este consejo va especialmente para los jóvenes, lo cual me gustaría decirles que “no te preocupes, apenas vas comenzando”. El problema del marketing, redes sociales y una vida glamorosa a tan temprana edad es irrealista. No te dejes engañar por las apariencias. “Soy joven y tengo que disfrutar” no es una excusa para gastar.
Estos principios y muchos más son los que debemos emplear en nuestras vidas y futuras generaciones. Enseñemos desde una temprana edad a nuestros hijos a crear hábitos que les ayudará en un futuro. Y no te desanimes si lo has estado haciendo mal en algún momento; nunca es tarde para tomar control de tus finanzas.