Opinión por Héctor Loya
En la actualidad se multiplican los vídeos de jóvenes que tratan de aparentar lujo y estatus a través de ropas caras, carros modernos e incluso armamento, una estética asociada al narcotráfico.
Las redes sociales se han inundado en los últimos meses en México de videos en los que los usuarios tratan de mostrar vidas idílicas, que emulan los hábitos asociados a la cultura del narcotráfico sin pertenecer necesariamente a un grupo delictivo.
Influencias como la del corrido bélico, un subgénero musical que incorpora la violencia y las características de la música moderna al corrido, han renovado el panorama y la imagen que los jóvenes tratan de mostrar en sus cuentas.
Todo ello, acompañado de una etiqueta: El término que hace referencia a aparentar otra vida, la vida de armas, autos de lujo y mujeres exóticas.
La difusión de este tipo de contenido es “un reflejo de la realidad” que se vive en México. Y es evidente porque hace unos días en las escuelas se llevaron a cabo festejos con los niños y la música que predominó en las instituciones fue la de los corridos bélicos sin que nadie pusiera un límite.
Música plagada de escenas sexuales, lenguaje vulgar, drogadicción y muerte, y la realidad es que este contenido podría llevar a la vinculación de los jóvenes con el narcotráfico.
La tendencia no se proyecta en la realidad, sino la realidad es la que se proyecta en el contenido. Porque si hemos de ser sinceros en México ya son pocos los niños que quieren ser doctores, abogados o maestros, ya lo de hoy es ser buchón.
La renovación del contenido en las redes ha dado un giro de 180 grados a la cultura mexicana, una cultura que se caracteriza en general por tratar de demostrar poder, lujos o dinero en general, una ideología tan falsa que está consumiendo a las nuevas generaciones y las está condenando solo a la violencia y la drogadicción.