Opinión por Héctor Loya/ El Informador
Mientras los gobiernos de México y Estados Unidos negocian formas de contener la marejada migratoria proveniente de Centro y Sudamérica, 75 por ciento de los estadounidenses considera que la situación en la frontera común es o una crisis o un problema muy grave.
Es un planteamiento preocupante para los dos países los cuales lejos de hacer algo se avientan la pelotita el uno al otro y los que siguen sufriendo son los migrantes que están varados en la frontera norte y ahora sufriendo de un difícil invierno con temperaturas congelantes y durmiendo en tiendas de campaña.
Para EEUU esto representa una montaña de presiones acompañadas de la exigencia para reforzar la seguridad en la frontera y reducir la llegada de presuntos migrantes o refugiados.
Tan sólo en diciembre, las autoridades estadounidenses detuvieron a 300 mil personas que cruzaron ilegalmente la frontera. En el curso del año 2023, se estima que hubo más de 2.4 millones de detenidos al cruzar la línea divisoria.
En EEUU para algunos esto es una cuestión política, para otros se trata de una crisis de seguridad nacional y una buena parte de la solución de su problema estaría en la capacidad mexicana para cerrar su territorio a la llegada de migrantes hacia Estados Unidos o a la recepción de migrantes expulsados de aquel país.
A finales de diciembre, una delegación de EU de alto nivel se reunió en México con AMLO y se espera un nuevo encuentro de nivel secretarial a finales de enero. Pero la preocupación de los estadounidenses respecto a la frontera endurece la postura anti inmigrante del país que parece favorecer soluciones de fuerza y no de fondo tal y como está sucediendo en estados como Texas y Florida.
