“La alegría es la piedra filosofal que todo lo convierte en oro.” Benjamin Franklin
La mayoría de las palabras, acepciones, frases, que se relacionan con el trabajo, no tienen que ver nada con la alegría de laborar, con la vocación de obrar, con el honor de hacer algo útil por la patria.
Parece que trabajar con alegría luce como el privilegio de algunos, o un sentimiento que no aparece relacionado con el trabajo diario.
Las frases son más o menos así: “Trabajar es tan malo que hasta nos pagan por hacerlo”. “Si el trabajo es bueno para la salud, que trabajen los enfermos.” “Si trabajar nos hiciera ricos, los burros tuvieran chequera”. Hasta las canciones deploran el trabajo: “…el trabajar yo se lo dejo todo al buey, porque el trabajo lo hizo Dios como castigo.” “Arrastrar la dura cadena, trabajar sin tregua y sin fin, es lo mismo que una condena, que ninguno puede eludir.”
La raíz etimológica de la palabra trabajo, el diccionario de la Real Academia Española nos dice que proviene de trabajar, y ésta del latín “tripali?re”, de tripal?um (tres palos), una especie de yugo constituido de tres palos, en el cual amarraban a los esclavos para azotarlos. Esto parece más una acepción adaptada a nuestra extracción judeo-cristina que nos obliga a “trabajar con el sudor de tu frente”, y nos condena a vivir “el trabajo como el resultado de un castigo divino”.
Quizás de esta raíz provengan nuestras frases de uso diario: ¡Pasé un trabajo…! ¡Me costó un trabajo enorme! “Trabajo de parto”. “Le hicieron un trabajo de brujería”. En fin, no parece estar muy relacionado el trabajo con la alegría.
En las empresas se afirma: “Seriedad, que estamos trabajando”. “Cuándo van a dejar de manguarear y se van a poner a trabajar”.
En las empresas de avanzada, está demostrado que la eficiencia y la productividad en el trabajo, es directamente proporcional a la alegría y la diversión de las personas en su puesto de labores.
La alegría es un privilegio natural de la gente feliz, es creada a voluntad por quienes creen que la vida es bella, y que las personas son esencialmente buenas. Este es el mensaje que debemos llevar a nuestras empresas: Gente feliz, empresas productivas.
El gerente de hoy, para lograr que su gente sea productiva, podría realizar una lista de las cosas que la empresa puede poner en marcha, para hacer que los trabajadores estén alegres durante sus labores. La pregunta qué se debe formular es: ¿Qué hacer para que la gente “cante” durante su horario laboral?
Poner en marcha ejercicios físicos, sugestiones positivas en todas las áreas laborales, conferencias acerca de la felicidad y la alegría, meditaciones colectivas acerca de lo que nos hace felices, son algunas estrategias que puedan establecerse para garantizar la alegría en la empresa, y con ello las ganancias y rentabilidad.