Editorial Por Héctor Loya
Mucho se ha hablado de los tiroteos en las escuelas, situaciones lamentables en las que los alumnos han tomado un arma y han disparado contra sus maestros y compañeros.
El caso más reciente fue el de una escuela en México, algo raro en ese país pero que ya comenzó. En este caso un alumno mató a su maestra, hirió a sus compañeros y luego se suicidó, situación muy lamentable, pero si recordamos este tipo de acontecimientos ha pasado con mucha frecuencia en Estados Unidos y en otros países del mundo.
Ante estas situaciones a la luz sale siempre un culpable, “los videojuegos”, es tan fácil emitir juicios y culpar a los videojuegos violentos, pero esta teoría no es del todo cierta, los culpables no son los videojuegos; sino la situación de vida que llevan esos niños.
Si bien los videojuegos influyen en comportamientos violentos es responsabilidad directa del adulto que le compra ese videojuego al menor, y aunque estén clasificados lo malo les resulta bueno y lo bueno les resulta malo.
Lo peor es que hoy en día muchas de las familias dejan de cumplir sus roles como padres para que la educación de sus hijos este guiada por una consola de videojuegos, una televisión, un celular y demás medios tecnológicos.
La clave del éxito no es delegar las responsabilidades en eso, sino estar al pendiente, todos los días, cuidar y velar por los sentimientos de los niños y jóvenes, darles el cariño y amor que se merecen, atenderlos, preguntarles cómo se sienten, cómo les fue en la escuela, ayudarlos con sus tareas, formar parte de sus vidas, jugar con ellos, practicar actividades culturales y deportivas como familia, es momento de reflexionar y saber que nuestros hijos nos necesitan, de esta manera podremos evitar que acciones como estas sucedan.