Editorial por Héctor Loya
El ojo del huracán estuvo presente toda la semana en una noticia que causó indignación entre la población afroamericana y que produjo de nueva cuenta que centenares de personas salieran a las calles para manifestarse, realizar saqueos, vandalizar cosas e incluso golpear a la autoridad.
Y es que para ser francos este acontecimiento sucede muy recientemente a la muerte de George Floyd a manos de un policía, un acontecimiento muy similar y donde la herida, junto con el sentimiento de racismo, aún no habían sanado.
Realmente no conocemos los motivos por el cual el oficial de policía de Kenosha le disparó a Jacob Blake, y para saberlo habrá que esperar la investigación de asuntos internos del departamento de policía, sin embargo el video que ha circulado en las diferentes redes sociales deja mucho que desear.
El ver a un oficial como le dispara por la espalda y a quemarropa a un hombre desarmado que ni siquiera estaba poniendo oposición deja en el aire muchas especulaciones, mismas que el pueblo no iba a esperar y por eso se lanzaron a las calles enfurecidos a exigir justicia, y de la misma manera que siempre, para variar.
Las autoridades deben de ser mucho más inteligentes en ese sentido y sobre todo tener cuidado en el cómo actuar referente a los arrestos y uso de la fuerza con las personas de color, todos estos incidentes tienen encendida la mecha de una bomba que al más mínimo detalle va a estallar y lo estamos comprobando.
A fin de cuentas por acciones de las autoridades están pagando justos por pecadores, y lo digo en el sentido que los dueños de los negocios vandalizados no tienen la culpa y los destrozos causados sobre la propiedad ajena o pública tienen que ser costeados tanto por los propietarios como las instancias de gobierno.
Al final de cuenta todos salimos perdiendo y no se logra nada positivo con estas revueltas.