Por María G. Erazo Luna
Es interesante como el camino de la vida incluye un sinfín de aprendizaje. Todos los días estamos cara a cara con nuevos recursos, valores, experiencias, lecciones, oportunidades, fracasos, etc. Lastimosamente no todos aprendemos de estos. Algunos están muy ocupados “aprendiendo” paso a paso un manual que nunca les sirvió para nada en la vida. Pero otros, abren bien sus ojos, preparan su mente y corazón ante el día y se dejan enseñar de lo que la vida les ofrece cotidianamente. A estas personas les llamo “sabias”. Aquellos que, según los parámetros de la sociedad, saben mucho y aun así prefieren tomar una actitud de aprendiz por la vida.
La verdadera sabiduría está en saber que nunca dejas de aprender. Sobre todo, viviendo en un mundo tan cambiante y acelerado en todo sentido. La tecnología no es la de antes, cada día hay más descubrimientos, nos encontramos con más botones que no sabemos su uso, incluso la manera de socializar ha cambiado. Pero esto no es tema de aflicción y mucho menos de desánimo, este es un tema que solo el aprendiz de la vida logra capturar. A pesar de los cambios de nuestro siglo, no es sabio el que sabe todo sino el que está abierto a día a día aprender un poco más.
Este artículo es para invitarte a seguir aprendiendo más. Lee más sobre el tema que tanto te encanta, conversa con las personas que admiras, lánzate a el proyecto que tanto habías soñado, escribe las lecciones e historias que te marcaron, pero sobre todo la moraleja que te han dejado. No dejes de educarte; no dejes de aprender. No solo porque el mundo y la sociedad lo están demandando, sino porque encontrarás la sabiduría al tomar esta actitud.