De acuerdo con la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el “espanto” o “susto” puede definirse como un “impacto psicológico” de intensidad variada que se padece como consecuencia de factores diversos, por ejemplo: fenómenos naturales, experiencias personales que emergen como eventualidades fortuitas del todo inesperadas o fenómenos sobrenaturales.
Los síntomas incluyen a menudo agitación, anorexia, insomnio, fiebre, diarrea, confusión mental y apatía, hay datos depresivos e introversión. Sin embargo, los expertos aseguran que el susto no es una enfermedad sino un síndrome de filiación cultural, el cual en ocasiones es confundido con diversos padecimientos, e incluso puede llegar a ocultar distintas patologías.
Según la UNAM, el miedo genera respuestas fisiológicas, corporales y conductuales, por ello, cuando una persona se encuentra sujeta a una situación de este tipo presenta aumento del ritmo cardiaco, sudoración y dilatación de las pupilas, así como liberación de hormonas como cortisol y adrenalina, las cuales nos ayudan a enfrentar cualquier situación de peligro.
Este tipo de alteraciones pueden verse reflejadas en el estómago, ya que hay una mayor producción de ácidos gástricos que generan la sensación de vació estomacal; la creencia de comer bolillo o pan blanco sugiere que este alimento aminorará dichos malestares, sin embargo, esto no es del todo cierto.
Si bien, comer pan ayudará a que los ácidos estomacales no generen mayores molestias, también es cierto que esto lo podría hacer cualquier otro alimento que se consuma.
Por ello, lo mejor siempre será acudir al médico en caso de que persistan las molestias que provocó el susto.