Phoenix (AZ), 28 jun (ELINFORMADORUSA/EFE News).-
Con el coronavirus también «crece otro virus», dijo a Efe Regina Valenzuela, una pequeña empresaria de Arizona que tras publicar en sus redes sociales que dio positivo al COVID-19 perdió alumnos registrados en sus clases y le cancelaron contratos.
«Hasta perdí seguidores en mi página de Instagram», agregó, para luego confesar que le preocupa su situación laboral y siente «impotencia y preocupación».
«Afortunadamente soy fuerte y no dejaré que la discriminación me afecte», declaró, no sin lamentar que además de estar preocupada por su salud tenga que lidiar «con la intolerancia».
Testimonios como el de la hispana se suma al de médicos y enfermeras que están en la primera línea de combate a la epidemia y que dicen que también han estado expuestos al rechazo, como recogen algunos videos en redes sociales.
«No somos apestados, este virus no discrimina, le puede dar a cualquiera. En unos días estaré recuperada y en cuanto me den de alta regresaré a trabajar», afirmó Valenzuela, administradora de un salón de belleza y un estudio para clases de maquillaje en Phoenix, en Arizona.
Este estado ha sobrepasado la barrera de los 3.000 casos diarios y se ubica entre los estados del sur y suroeste que ha visto un repunte de contagios, como California, Florida y Texas, en éste último llevado a su gobernador a aplicar una pausa al proceso de reapertura de su economía.
Carmen González, una madre de tres hijos, ya tiene más de un mes sin poder retornar a su trabajo tras padecer el coronavirus y pese a que cumplió con la cuarentena obligatoria.
«Me están pidiendo una nueva prueba y no me la quieren hacer porque solo es para los que pueden estar infectados, no los que ya cumplimos la cuarentena. He estado más tiempo de lo requerido y sin paga en mi casa», explicó la mexicana, quien trabaja en una franquicia de comida rápida.
Mencionó que cuando ha intentado hablar con su supervisor, pese a que usa máscara facial éste le estira la mano para que se aleje.
«Ya le dije que me hable con la verdad, porque debo renta, luz y agua», señala mortificada la mujer.
Valenzuela, decaída porque su esposo ha mostrado síntomas de coronavirus, procura no dar importancia a las acciones de las personas.
«Aunque la sociedad en estos momentos está revuelta con tantas cosas pasando, se entiende que de repente uno puede ser egoísta cuando se trata de cuidar y proteger a los nuestros, pero eso no justifica la insensibilidad humana», opinó.
Cree que se debe de generar conciencia sobre los individuos que están pasando por el proceso de la enfermedad. «Las autoridades y los medios solo se han enfocado en dar las noticias, pero hace falta más educación sobre el tema», dijo.
Por último, recalca que nunca tuvo intención de regresar a sus labores hasta estar completamente sana.
Así lo comentó en sus redes sociales, lo que provocó muestras de solidaridad y empatía de personas que se encuentran en una situación similar.
«Yo también tuve COVID-19 en la semana del 10 de mayo y aún sigo siendo discriminada y aun me siguen teniendo miedo. ¿Cómo explicarle a tus hijas el rechazo de la gente?», comentó una de sus seguidoras.