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Opinión por Héctor Loya
Donald Trump emitió el viernes pasado una orden ejecutiva que busca proteger los derechos de la Segunda Enmienda de la Constitución de Estados Unidos, que protege el derecho de los estadounidenses a poseer y portar armas. Como suele suceder con las políticas que privilegian intereses domésticos sin considerar sus repercusiones internacionales, esta podría tener consecuencias desastrosas para México. Esta orden facilitará el comercio de armas en EU y por ello el flujo de armas hacia México y por ende al crimen organizado.
Al firmarla se le ordena a la fiscal general a revisar y revertir regulaciones implementadas por Joe Biden entre 2021 y 2025 que pudieran haber restringido la venta y posesión de armas. Aunque la intención es fortalecer los derechos de los estadounidenses, en la práctica debilitará los controles existentes sobre la venta de armas, facilitando su adquisición por intermediarios que las trafican hacia México.
Se estima que el 70% de las armas recuperadas en escenas del crimen en México provienen de EU. Estas armas llegan principalmente a través de métodos como el «tráfico hormiga», donde pequeñas cantidades son introducidas ilegalmente a través de cruces fronterizos clave como Tijuana, Ciudad Juárez y Nuevo Laredo.
Mientras Trump prioriza su política interna sin considerar el impacto transfronterizo, México seguirá pagando las consecuencias con vidas humanas. Las armas traficadas desde el norte alimentan la violencia desmedida que ejercen los cárteles. Y aunque la presidenta Claudia Sheinbaum ha demostrado firmeza al enfrentar los problemas con «la cabeza fría», no puede combatir ella sola un problema que tiene raíces profundas al otro lado del Río Bravo.
La presidenta ha desplegado 10,000 tropas de la Guardia Nacional en la frontera norte para combatir el tráfico de drogas y migrantes. Si bien esta medida puede aumentar la vigilancia en cruces fronterizos clave y disuadir algunas operaciones de tráfico de armas, los cárteles son altamente adaptables y probablemente cambiarán sus rutas o métodos para evadir esta vigilancia.
La orden de Trump no solo refuerza los derechos de poseer y portar armas en EU; también fortalece a los cárteles mexicanos al facilitarles acceso a más y mejores armas. Si no se implementa una colaboración bilateral más efectiva y se cierran lagunas legales como las ventas privadas sin control en ferias de armas o las regulaciones laxas para las ventas en armerías legalmente establecidas, México continuará siendo víctima del «río de hierro» que cruza nuestra frontera norte.
Mediante su orden ejecutiva, Trump rompió el compromiso que hizo con Claudia Sheinbaum de combatir, junto con México, el tráfico de armas.