os nacimientos prematuros entre las mujeres hispanas se incrementaron en los meses siguientes a la elección, en noviembre de 2016, del actual presidente, Donald Trump, según un estudio privado.
La investigación, a cargo de expertos de la Escuela Bloomberg de Salud Pública de la Universidad Johns Hopkins, reveló que de los alrededor de 33 millones de nacidos vivos entre noviembre de 2016 y julio de 2017, 2.337 casos correspondieron a nacimientos prematuros de mamás hispanas.
Esa cifra supuso un alza de aproximadamente un 3,5 % en los nacimientos prematuros frente a lo esperado, según las proyecciones de datos previos a la elección de noviembre de 2016, en la que Trump se impuso.
Los investigadores definen el nacimiento prematuro como aquel que se produce antes de las 37 semanas de gestación y lo asocian a «una amplia gama de consecuencias negativas para la salud, desde un mayor riesgo de muerte en la infancia hasta problemas de desarrollo en el futuro», según un comunicado de la universidad.
Al respecto, Alison Gemmill, profesora asistente en el Departamento de Población, Familia y Salud Reproductiva de la Escuela Bloomberg, dijo a Efe que las evidencias sugieren que «las circunstancias que rodearon la elección, incluida una mayor retórica antiinmigrante y las amenazas de legislación antiinmigrante, pueden haber impactado de manera única a los latinos».
Los niveles de ansiedad reportada «entre los latinos de EE.UU. aumentaron después de la elección», señaló la experta, quien mencionó que entre los hispanos nacidos en el país «aproximadamente la mitad» teme que «un miembro de la familia o un amigo cercano puea ser deportado bajo la administración» de Trump.
Gemmill puntualizó que «investigaciones anteriores indican que el estrés y la retórica antiinmigrante están relacionados con resultados de salud negativos en la población latina».
El estudio siguió la pista de otros trabajos elaborados en 2018 por investigadores que encontraron una tasa moderadamente elevada de partos prematuros entre inmigrantes latinas en Nueva York entre el 1 de septiembre de 2015 y el 31 de julio de 2016 comparado con los datos recogidos entre el 1 de enero de 2017 y el 31 de agosto de ese año.
Los investigadores, que analizaron la situación a escala nacional a partir de los datos de los Centros para la Prevención y Control de Enfermedades (CDC), rastrearon los nacimientos prematuros de mujeres que se identificaron como latinas entre enero de 2009 y octubre de 2016 y estimaron los casos esperados para los nueve meses siguientes.
Posteriormente, cruzaron los números esperados con los reales, detalló la nota de prensa.
«Los investigadores encontraron que hubo 1.342 nacimientos prematuros de bebés varones por encima del número esperado de 36.828, y 995 nacimientos prematuros de bebés mujeres por encima de los 30.687 esperados», puntualizó el comunicado.
Gemmill agregó que encontraron «una respuesta más alta para los partos prematuros de niños en comparación con los prematuros de niñas».
«Investigaciones y teorías anteriores, incluyendo algunos de nuestros propios trabajos, muestran que los hombres son más vulnerables a los factores estresantes experimentados en el útero», sostuvo.
La evaluación mostró igualmente picos de nacimientos prematuros en febrero y julio de 2017, «lo que sugiere que los bebés concebidos en el segundo trimestre de gestación o en el momento de la elección pueden haber sido particularmente vulnerables al estrés materno».
Y aunque el estudio finalizó en julio de 2017, Gemmill admitió como una «posibilidad» que esta situación se mantenga.
«No sabemos cómo las acciones de la Administración en los últimos dos años, como la separación de familias en la frontera, pueden tener un mayor impacto en el parto prematuro de las mujeres latinas», apuntó la investigadora.
Ya desde el ámbito de salud en general, advirtió que los bebes que nacen prematuramente «no solo tienen un mayor riesgo de muerte y morbilidad neonatal, sino que también corren el riesgo de tener resultados negativos en el futuro, como retrasos en el desarrollo en la infancia».
Según la catedrática, «un aumento repentino y dramático en los nacimientos prematuros es motivo de preocupación» y lo consideró un «problema de salud pública».
EFFE
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