Washington, 25 abr (ELINFORMADORUSA/EFEUSA).- Expertos de distintas organizaciones del país advirtieron hoy de los efectos que tendrían en la economía las medidas políticas que busca aplicar el presidente, Donald Trump, y que conllevarían una reducción de la inmigración legal.
«La inmigración legal ha sido durante toda la historia buena para EE.UU. y para todo el mundo de esta nación en ámbitos como la salud social o el crecimiento económico. Eliminar estas vías podría tener consecuencias devastadoras», dijo Todd Schulte, presidente de la organización FWD.us.
Schulte lamentó los «esfuerzos» de la Administración por reducir las cifras de inmigrantes que acceden al país por vías legales en referencia a las propuestas del mandatario contra los programas de reunificación familiar y residencia permanente, entre otros aspectos.
«Esta es la dirección errónea. Nuestro sistema migratorio está roto y necesita reformas sustanciales, pero deberíamos hacer más fácil venir desde el resto de países», dijo Schulte, quien ensalzó los beneficios que recibe el país gracias a este tipo de migración legal.
Las palabras de Schulte coincidieron con la presentación de un informe de la organización -que aboga por una reforma migratoria que aporte beneficios a los sectores académicos y tecnológico- en el que se señalan algunas de las consecuencias que tendrían las reformas migratorias esbozadas por el mandatario.
En concreto, el trabajo hace referencia a un proyecto de ley que fue respaldado por el presidente en agosto y que reduciría a la mitad la entrada de inmigrantes legales permanentes a lo largo de la próxima década.
Según el informe, uno de cada seis trabajadores sanitarios es nacido en el extranjero, los negocios propiedad de inmigrantes generan pagos de salarios a familias estadounidenses por un total de 126.000 millones de dólares al año y el 28 % de los nuevos pequeños negocios son iniciados por inmigrantes.
El estudio recoge que de concretarse las reducciones de inmigración legal esbozadas, esto podría suponer un descenso del 2 % del PIB en el año 2040.
Schulte precisó que los beneficios que recibe el país por estas vías migratorias proviene de ámbitos diversos que abarcan desde los estudiantes universitarios a la llegada de trabajadores cualificados extranjeros.
En este sentido también recordó que si las universidades del país se encuentran entre las mejores del mundo se debe a que consiguen atraer a talento de muchas zonas del globo.
Por su parte, David Bier, analista de políticas migratorias del instituto conservador Cato, lamentó que estas decisiones se basan en un concepto erróneo sobre que la llegada de inmigrantes hace más pobre a la economía de un país.
«Si fuese así, las nuevas personas de EE.UU. también harían al país más pobre. Entonces preferiríamos reducir la población lo más rápido posible», explicó Bier, quien reiteró que «todas las economías desarrolladas rechazan esa tesis».
Bier calificó como «absurda» la conclusión de que «librarte de la gente» sea «bueno de alguna forma» para la economía de un país y destacó que la reducción de la población en edad de trabajar tiene efectos especialmente negativos y que hay estudios que prevén que este grupo esté cada vez más integrado por inmigrantes.
El analista incidió en que muchas de las políticas migratorias se basan en una creencia errónea de que la llegada de extranjeros por vías legales al país es «inusualmente alta».
«Es falso que sea así. Entre finales de la década de 1990 y comienzos de 2000 el índice de nuevos inmigrantes era entre 4 y 5 veces superior al actual y la media histórica es dos veces superior», argumentó.
En este sentido, Brier alertó de que EE.UU. está perdiendo «lentamente» la competición por el capital humano ante países como Australia o Canadá.
«Solo un cambio en las políticas podría revertir esta tendencia, pero la Administración (Trump) está haciendo exactamente lo opuesto», enfatizó Brier.
Una de las miles de voces que se ha visto afectadas por las trabas migratorias ya existentes en el sistema del país es María Navas-Moreno, una inmigrante colombiana que llegó hace 12 años como estudiante de doctorado y que después ha tenido que superar múltiples dificultades hasta obtener la tarjeta de residencia permanente, la llamada «green card» (tarjeta verde).
«Mis estudios se han utilizado para el desarrollo de herramientas con objeto de mejorar los diagnósticos y conocer mejor enfermedades como el cáncer», explicó la doctora, quien lamentó que durante un año los obstáculos migratorios impidieron continuar con su trabajo.