White Settlement (EE.UU.), 6 ene (ELINFORMADORUSA/EFE).-
na semana después de que un hombre fuera abatido a tiros luego de que abriera fuego y matara a dos personas en una iglesia de White Settlement (Texas), un buen número de feligreses regresaron este domingo al templo a recibir misa, pero muchos lo hicieron armados.
«Desafortunadamente se ha vuelto necesario traer arma, y no tengo problema con eso», dijo hoy a Efe Ted Aldred, un anglosajón de 72 años originario de esta región texana al oeste de Dallas/Fort Worth.
Más de 200 personas asistieron al oficio religioso celebrado en la Iglesia West Freeway Church of Christ, donde varias personas depositaron ramos de flores en recuerdo de las víctimas del tiroteo.
«Nuestro equipo de seguridad está entrenado para responder, y eso pasó con el tirador, porque esto no es como en el Viejo Oeste donde cualquiera pueda venir y disparar», dijo Carmael Aldred, una de las feligresas que acudió armada al culto.
Agregó que cada semana entrena tiro en un rancho y que lleva la pistola durante el servicio religioso para protegerse de cualquier eventualidad.
Otro asistente a la misa dominical, y quien prefirió no decir su nombre, dijo que al menos uno de los miembros de su familia también portaba un arma entre sus ropas para ir al templo este domingo.
El 29 de diciembre, Keith Thomas Kinnumen, de 43 años, abrió fuego durante una misa dominical y mató a Anton Wallace, de 64 años, de Fort Worth, Texas, y a Richard White, de 67, de River Oaks, antes de ser abatido por un feligrés entrenado como equipo de seguridad.
Los hechos fueron capturados durante una transmisión en vivo que se hacía del oficio religioso en la cuenta de YouTube del templo (video que ha sido retirado) y en el que se ve a un hombre acercarse al diácono para hablar, y después sacar de entre su ropa un arma larga y comenzar a disparar.
El gobernador Greg Abbott calificó entonces el hecho como un «diabólico acto de violencia».
«Los lugares de culto están destinados a ser sagrados, y estoy agradecido por los miembros de la iglesia que actuaron rápidamente para abatir al tirador y ayudar a prevenir una mayor pérdida de vidas», agregó.
El presidente de EE.UU., Donald Trump, se sumó a la felicitación a los «héroes» que salvaron 242 vidas gracias a la ley de Texas que permite el porte de armas en las iglesias desde el 1 de septiembre de 2019.
La norma, que otorga la potestad a las comunidades religiosas de prohibir que los asistentes porten armas, se aprobó después de que un sujeto disparara en 2017 en una iglesia baptista ubicada en la localidad de Sutherland Springs, lo que causó la muerte de al menos 26 personas y dejó heridas a otra veintena