Por Roger Rivero
El nuevo Fiat 500 del 2019, no solo evoca al pequeño y encantador Cinquecento de la década de 1950, sino que representa un automóvil que ha existido durante tanto tiempo sin un rediseño, que es casi un clásico en sí mismo. Siempre lindo y rebosante de carácter italiano, el 500 mantiene su atractivo para aquellos que no quieren sacrificar el estilo, solo porque no tienen mucho dinero para gastar en un auto nuevo. Debería ser tan atractivo en ese sentido hoy como lo fue cuando apareció por primera vez en la escena.
En el 2018 cambiaron su motor por uno turboalimentado de 135 caballos, que, si bien no brinda deportividad “clásica” por así decirlo, si nueve a este pequeño auto con suficiente agilidad como para sentirlo animado, sobre todo en el manejo citadino. Ese nuevo y antiguo motor constituye un golpe de potencia de aproximadamente un tercio de la versión base del año pasado, pero no lo suficiente como para sentirse deportivo. El Fiat 500 Abarth, de primer nivel, es la única versión que se siente enérgica, gracias a los 160 hp de su motor turbo-4 de 1.4 litros. Hay dos opciones de transmisión para este tren motor, una automática de 6 velocidades o la manual de 5 como la de nuestra prueba.
El interior del 500 es sorprendentemente amplio, al menos para los que viajen en los asientos delanteros. El auto está concebido para transportar a 4 personas…al menos en teoría. En la práctica, los adultos que necesitan viajar en la parte posterior se verán en aprietos…bueno, literalmente apretados, y mucho. Las críticas son abundantes para el interior por el excesivo uso de plásticos duros.
Algo que, en mi caso si desconcierta, es la posición de manejo. Los de piernas largas como yo, encontraremos una posición de manejo algo alejada del volante, situación que no puede solucionarse, pues el ajuste telescópico es solo vertical y no se puede desplazar horizontalmente.
Fiat ha incorporado en los últimos años una pantalla táctil de Chrysler más actualizada, con el sistema UConnect, que ha mejorado considerablemente la funcionalidad. Es sencilla pero muy práctica. Otra influencia de Chrysler, son los controles de volumen y cambio de las estaciones del radio en la parte trasera del volante, una ubicación de debería ser “mandataria” para todos los fabricantes. Lamentablemente la conexión con teléfonos inteligentes de Apple y Android todavía no se ofrece.
Otra nota disonante del simpático 500 es su economía de combustible. 28 millas por galón en la ciudad y 33 en la autopista con la transmisión automática son números nada desconcertantes, pero si los comparamos con autos de pequeño tamaño como el Honda Fit, hablaríamos de 5 millas más de rendimiento en ciudad y 7 en la autopista. Nada que el 500, es pequeño, pero “glotón”.
Este año, Fiat hizo estándar una cámara de visión trasera que ayuda mucho a la visión exterior, que es particularmente pobre en los modelos convertibles como el que probamos, cuando tienen el techo descubierto.
Fiat ofrece el 500 en tres niveles de equipamiento: Pop, Lounge y Abarth. Este último está orientado al rendimiento. Puede actualizar cualquier modelo de un cupé a un Cabrio o convertible como el de nuestra prueba por unos $ 1,495 adicionales. El 500 viene con muchas opciones de personalización. Puede elegir entre más de 15 colores exteriores y como antes mencionamos, nueve combinaciones de colores interiores.