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Hace falta una verdadera formación cívica

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Opinión por Héctor Loya

Existe un sinnúmero de cuestiones por aprender, una humanidad enfocada solamente en su entorno laboral y familiar, sin importarle lo que suceda a su alrededor, lo que ha provocado un deterioro social.

La formación debe ser continua y permanente, y no es cuestión de edades, refiriéndonos a la formación cívica de la cual estamos carentes en gran medida.

La televisión, radio, periódicos y demás medios debemos ser utilizados para llegar a la población para prevenir, educar, formar e informar a la población de las actividades permitidas y no.

Como ejemplo, independientemente que muchas personas poseen la licencia de conducir, no significa que lo saben, nos damos cuenta que realmente hay carencias en el manejo, choques, cambio de carril sin prender direccional o no hacer el cambio de luces, inclusive personas que usan estrobos o luces de gran iluminación que afectan la visibilidad de los demás.

Se debe tener un programa continuo de medios, donde se fomente la buena práctica del volante, el conducir con respeto y prevención. Educar a los padres irresponsables que llevan a sus hijos en los brazos o jugando libremente dentro del auto mientras se conducen, eso sí, ellos con el cinturón puesto para evitar multas.

Y del uso del celular al volante ni hablemos que eso sí deja mucho de qué hablar, de hecho se ha convertido en la causa número uno de accidentes. Por otro lado, las personas exigen tener sus calles pavimentadas, y cuando lo logran no son capaces de cuidarlas.

Si pensamos en esto, los grafiteros y maleantes son casos de nunca acabar, porque se sigue teniendo esa práctica tan sucia, jóvenes pandilleros así como así hacen sus pintas en lugares públicos y hasta en propiedad privada.

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De igual manera las armas en las calles representan otro serio problema, jóvenes armados y personas que solo quieren arreglar sus diferencias con la violencia.

Las malas prácticas han empañado la vida de los ciudadanos y al mismo tiempo se han hecho partícipes de estas usanzas que no han dejado nada bueno y al seguirse fomentando se crean costumbres perniciosas para las generaciones futuras.

Hace falta fomentar buenos hábitos cívicos y endurecer las medidas. Queremos ciudades que luzcan como realmente se merecen.