Por Joel Morales/GRAND RAPIDS, MI
Después de todo lo que se ha estado escuchando en el país sobre los arrestos y deportaciones de personas indocumentadas, que en realidad han sido esporádicas, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE sus siglas en inglés), estuvo en la ciudad de Grand Rapids el lunes 10 de febrero por la mañana donde arrestó y detuvo a Vicente Velásquez-Ramírez, oriundo de Tacanas, San Marcos, Guatemala y propietario de Tienda Xela.
El Informador entrevistó a la Sra. Fluvia González-Velásquez, esposa de Vicente quien abrió el negocio de abarrotes hace 12 años atrás. La mujer, co-propietaria de la tienda, nos dijo que aproximadamente media docena de los hombres traían chalecos con las letras «ICE», «DEA» y «HSI» y otros con la palabra «Police».
Resaltó que primero preguntaron por una persona que no se encontraba en el negocio y que luego le preguntaron al dueño que cual era su nombre, y que cuando les contestó le dijeron, «Oh también venimos buscándolo a usted», dijo Gonzalez-Velásquez.
«Cuando vinieron, entró uno como si fuera un cliente y entró a chequear para ver si estaba (el propietario) y como lo vio que estaba allá atrás haciendo órdenes se regresó para disimular que iba a comprar algo, pero no llevaba nada», dijo la co-propietaria. «Le iba a preguntar si necesitaba algo cuando me vio salir de la oficina y me dijo «Oh» y fue y agarró una soda Red Bull, lo pagó y se fue», agregó.
Dijo que entonces se metió a la oficina del negocio ubicado en el 1509 de la avenida César E. Chávez, donde se encontraba su esposo con el proveedor, chequeando que producto les hacía falta, cuando sorpresivamente escuchó voces y se paró para ver qué es lo que pasaba, que fue cuando vio tres agentes que lo tenían rodeado y ya le habían pedido su identificación.
«Le dije a mi esposo, no enseñes tu identificación. ¿No vez que tienes que preguntar si traen una orden?», dijo la mujer. Luego se regresó a la oficina y buscó su teléfono celular para llamar a su hijo e hija quienes dijo son ciudadanos americanos porque nacieron en el país.
Luego, que les estuvo preguntando a los agentes si traían un papel (orden de arresto), pero como les preguntaba en español no le contestaban hasta cuando les preguntó en inglés, a lo que contestaron que no, que no traían una orden de arresto con ellos.
«¿Entonces porqué se lo llevan si no tienen ningún papel?», dijo que les preguntó. «Intenté agarrar a mi esposo y entre dos (agentes) me empujaron y me torcieron la mano y tuve que ir al hospital en la noche», agregó.
La mujer también dijo que vio que traían un rifle como si su esposo fuera un criminal. Indica que cuando su hija llegó también le preguntó a los agentes si traían orden de arresto y dijo que le enseñaron un papel pero que no la dejaron ver bien que decía o si estaba firmada por un juez.
«Mi hija le iba tomar una foto al papel que le enseñaron, pero no la dejaron», al igual dijo González-Velásquez. «Ella también quería hablar con su padre, pero tampoco la dejaron y también la empujaron», agregó.
Explica que en total fueron entre seis a siete agentes. Cuando se llevaron a su esposo, ni siquiera le informaron para donde se lo llevaban y cuando su hija les preguntó, no le contestaron.
Detalló que al momento se encuentra en el centro de detención en la ciudad de Battle Creek, que queda a unas 60 millas sureste de la ciudad, que su esposo la había llamado el lunes por la noche para dejarle saber que ahí estaba. Agregó que hay varias personas, abogados y organizaciones que están averiguando para ver cómo les pueden ayudar.
«Nosotros estamos trabajando, pagamos impuestos, no hemos cometido ningún delito. Nuestro único error fue cruzar la frontera sin papeles, pero no para hacer maldad sino para progresar y tener un futuro mejor», resaltó la mujer.
Agrega que no ha podido dormir por la preocupación y por no saber que hacer, ya que su esposo se encuentra lejos y era quien estaba al pendiente del negocio. Manifestó que por el momento no sabe que billes pagar, que producto pedir, etc.
«Estoy confiando en Dios que pronto lo dejen salir y que todo vuelva a la normalidad», dijo la mujer guatemalteca. «Hay que dejar esto en las manos de Dios porque él es el que va hacer su trabajo, porque él se manifiesta a través de los abogados, a través de las personas, porque él sabe que uno no viene aquí hacer maldades, uno viene a progresar y está haciendo bien las cosas, cosa correctas y no indebidas», agregó.
«Fue espantosa la manera que se lo llevaron», manifestó la mujer. «No es la manera de llevarse a una persona que no está cometiendo errores, ahora si uno comete errores tiene que sufrir las consecuencias», también dijo.
Su hija Lisbeny Velásquez, de 19 años de edad, dijo que cuando llegó a la tienda, su padre ya estaba adentro de unos de los vehículos en el estacionamiento, su cara hacia abajo y con una mirada muy triste.
«Vi la oportunidad de poder hablar con mi padre un ratito porque habían dejado la puerta abierta y corrí hacia el pero los agentes rápido vinieron hacia mí y me empujaron, y cuando les pregunté que donde estaba la orden de arresto, sacaron un papel y cuando ella estaba revisándolo para ver si podía ver el nombre de su padre en el papel, se lo arrebataron», dijo la joven.
«La manera en que me empujaron no estuvo correcto», dijo Lisbeny. «Yo solo quería hablar con mi padre, pero no me dejaron y no le pude decir nada», agregó.
González-Velásquez dijo que espera que la comunidad los pueda apoyar, ahora más que nunca, patrocinando el negocio y el restaurante del mismo.
Cuando le preguntamos como la comunidad puede apoyarlos, dijo, «Viniendo a la tienda, no tener miedo porque no pasa nada y cuando uno se encomienda en Dios, todo sale bien. Tenemos ricos caldos de pollo, gallina, de res, mojarras, tacos, bistec, carne asada y mucha comida deliciosa».