Por Joel Morales
El Informador
GRAND RAPIDS, MI
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Un gran número de personas se congregaron frente al centro Cook Arts en la avenida Grandville SW el martes 1ero de Mayo para marchar exigiendo derechos de los inmigrantes en Grand Rapids. Entre ellos se encontraba Valeria Zavala, de 25 años de edad, de Grand Rapids y originaria de Cerano, Guanajuato, México, quien era acompañada de sus hijas pequeñas y sobrina, quien le explicó a El Informador que aunque ella tiene la residencia permanente, tiene a tíos y hermanas que todavía no la han logrado obtener y por eso quiso asistir a la marcha.
“Es importante apoyar a toda la gente hispana, para ver que se hagan cambios y todos puedan arreglar su situación legal”, indicó Zavala, quien tomó un día de vacaciones de su trabajo y no mandó a sus hijas a la escuela. “Estoy aquí para apoyar que les den la licencia de conducir a los inmigrantes y para que no deporten a la gente por delitos menores”, agregó.
A la vez nos encontramos a José Torres, de Wyoming y oriundo de Puerto Rico en la esquina de la avenida Grandville SW y la calle Pleasant SW, quien expresó había salido de su lugar de trabajo por un descanso breve, para apoyar a los participantes de la marcha.
“Hay que demostrar el apoyo”, comentó Torres. “Todos los hispanos somos la misma gente, hay que enseñar el amor que nos une”, agregó.
El hombre puertorriqueño piensa que se necesita examinar las leyes del país, para hacer algo diferente y todas las personas puedan gozar la vida, y no tener miedo de trabajar o ser deportados.
Aunque la marcha no contó con las expectativas de la organización Movimiento Cosecha de Grand Rapids, que había dicho anteriormente se esperaban 6,000 mil personas, hasta la fecha fue una de las mejores marchas organizadas.
Las aproximadamente 500 personas que participaron, tocaron tambores, danzaron en las calles y alzaron sus voces en favor de todos los inmigrantes y sus familias. Los manifestantes marcharon alzando sus voces y gritando “El pueblo unido jamás será vencido”, “Enséñame como se ve la democracia, esto es como se ve la democracia” y “¿Hasta cuándo?” entre otros.
“Este es un asunto enorme de justicia”, expuso el Rev. Al Heystek, quien portaba un cartelón que decía que los inmigrantes son una bendición, no una carga. “Necesitamos una reforma migratoria porque estoy profundamente preocupado con las políticas (del país) que están separando a las familias” agregó.
Heystek señaló que las luchas de justicia en la nación, históricamente han tomado mucho tiempo para cambiar, pero cree que si la gente guarda la esperanza, las cosas eventualmente mejorarán.
“Hace 10 años una amiga fue deportada, se llevó sus hijos a México, y su esposo que estaba legal se quedó aquí para trabajar y mandarle dinero”, comentó Zavala. “Ella está allá cumpliendo su castigo y aunque esto les ha afectado mucho, a pesar de todo se quieren mucho. Son una familia envidiable de verdad”, agregó.
Las personas de la marcha fueron acompañadas y vigiladas por más de cinco docenas de agentes de la ley, quienes cerraron varias calles durante la manifestación, algunos en patrullas, otros que caminaron parte de la ruta a pie, unos en bicicletas y otros montados a caballo.