Puebla (México) 7 abr (ELINFORMADORUSA/EFE).- Con pies vendados, mochila al hombro y poco dinero, los integrantes de la Caravana «Viacrucis del Migrante» llegaron hoy a Puebla, centro de México, convencidos de que su fe superará a la política y los llevará a Estados Unidos.
«Todos sabemos que primero es dios y luego los presidentes», dijo a Efe el hondureño Alexis Espinosa Álvarez, uno de los más de mil miembros de esta Caravana que partió el 25 de marzo de Tapachula, en el suroriental estado mexicano de Chiapas, fronterizo con Guatemala.
Alexis, de 42 años de edad, viaja con su esposa y sus cinco hijos decidido a obtener el permiso de trabajo para ingresar a Estados Unidos, no obstante la decisión estadounidense de militarizar la frontera y las presiones para que la Caravana se desintegre en su camino al norte de México.
Convencido de que su fe superará las decisiones políticas o medidas migratorias, Alexis sostuvo que dios «es el que mira si podemos pasar para el otro lado».
Los migrantes centroamericanos de la caravana se instalaron este día en Puebla, en el estado del mismo nombre, donde permanecerán hasta el 9 de abril para recibir asesoría jurídica sobre los trámites que necesitan.
«Estamos por cumplir las jornadas de apropiación de derechos con organizaciones tanto estadounidenses como mexicanas» señaló a Efe Gina Garibo, coordinadora de proyectos en México de la organización Pueblo Sin Fronteras.
A puerta cerrada los migrantes entran con los abogados que estudian su situación y les asesoran sobre sus derechos y el procedimiento a seguir para solicitar asilo en Estados Unidos o en México.
«Se trata de información elemental para estas personas con las que hemos caminado tantos kilómetros; deben saberla para hacer una decisión consciente» enfatizó Gina.
Los inmigrantes de la Caravana, en su mayoría hondureños, recibieron un permiso de 20 días del Instituto Nacional de Migración que les garantiza el libre tránsito por México, por lo que hasta este día, ninguno de ellos ha sido deportado.
Las iglesias de la Asunción y de los Desamparados han sido habilitados como albergues para los más de 1.000 inmigrantes de la Caravana, y es la gente del lugar la que les acerca agua, comida, ropa y atención médica.
El objetivo de la mayoría de ellos es encontrar trabajo, ya sea en México o en Estados Unidos, debido a la situación de violencia que se vive en su país, en concreto en Honduras tras las elecciones, denunciaron.
«El presidente (de Honduras) está privatizando todo, manda militares a la calle que nos golpeen; saquearon mi casa, las tiendas, incluso ahora nos están pidiendo impuestos para que nuestros hijos jueguen en las calles» denunció Indi Meléndez, originaria de Honduras.
«Mi meta es Estados Unidos, pienso que ahí no hay tanta delincuencia como en mi país, que le dan más importancia a la salud, a la educación, a los niños y las mujeres» señaló a Efe.
Es la primera vez que sale de su país y tras más de 15 días de trayecto confiesa que no se rendirá hasta llegar a su destino. «Cuando salí de Honduras no conocía el camino, era primera vez que salía de mi país, dormíamos en la calle», relató.
Como ella, muchos inmigrantes siguen firmes con la idea de llegar a Estados Unidos, pese al despliegue de la Guardia Nacional que el presidente Donald Trump ha mandado a la frontera sur del país.
Tras tres días de estadía en Puebla, el millar de migrantes viajará a Ciudad de México donde se pondrá fin a este viacrucis, y cada uno decidirá si sigue a Estados Unidos porque su objetivo «no es saltar la valla de forma ilegal», aseguró la organizadora.