Por Joel Morales
El Informador
WYOMING, MI
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El “bullying” (acoso o intimidación en español), es un grave problema en las escuelas, especialmente en la juventud. De acuerdo con las estadísticas, el 28% de alumnos en grados 6 al 12 dicen que lo han experimentado y el 20% de estudiantes en grados 9 al 12 argumentan lo mismo.
El acoso puede ser directo o indirecto, ya sea físico, verbal, relacional (intento de dañar la reputación o relaciones de la persona acosada) y por daño a la propiedad.
El pasado viernes 11 de mayo, El Informador se encontró con tres jóvenes estudiantes de la escuela intermediaria Godwin Heights sosteniendo pancartas que contenían mensajes sobre el acoso y las consecuencias. Acompañados de una madre de familia en la esquina de la Calle 32 SW y la avenida S. Division en Wyoming.
“Hay mucho acoso en la escuela, jóvenes contra otros jóvenes. También, niñas contra otras niñas, y la escuela no ha resuelto esto”, dijo Aunyai Cansler de 15 años de edad, alumna del grado 8. “Hablan de mí, dicen mentiras de mi familia, y suben cosas a las redes sociales. Yo también he hablado de otros jóvenes, pero nunca he acosado a nadie”, agregó.
La joven comentó que cuando ha sido víctima del bullying, le da mucha tristeza y no tiene ganas de ir a la escuela. En ocasiones, ha pensado en hacerse daño a sí misma. Aunque ha hablado con la administración de la escuela, pero para su sorpresa el director la recibió con sarcasmo. Cansler comentó que siente que los adultos responsables de la institución están cansados de sus quejas y no le han prestado la debida atención.
Por su parte, Aaliyah Wilks, de 13 años, alumna del octavo grado en la escuela intermediaria, argumentó que ha sido acosada por algunos jóvenes que le dicen que es muy gorda, otros le dicen que es muy flaca. Y algunas niñas buscan pelear con ella para ser más populares.
“Quiero que la administración sepa que esto tiene que parar, porque algunos jóvenes hasta se quitan la vida por esto”, dijo Wilks, quien añadió es difícil ignorar a los jóvenes que la acosan.
Al hablar con Tina Cansler, madre de una de las jóvenes, comentó que su mensaje para la escuela es que necesitan escuchar a los estudiantes y hacer algo para que el acoso cese. La madre de familia explicó que le está enseñando a su hija ha abogar por sí misma, e invita a otros que tienen miedo de defenderse a hacerlo por ellos mismos.
“Los jóvenes no saben a dónde acudir cuando son víctimas del acoso”, dijo Cansler. “Yo quiero que mi hija se sienta segura en la escuela, como lo hacen todos los alumnos”, agregó, añadiendo que ella le ha aconsejado a su hija hablar cuando sienta que es acosada.
“Siento que hemos hecho todas las cosas apropiadamente, pero que nadie nos está escuchando”, argumentó la mujer.
Durante nuestra plática con las jóvenes y la madre de una de las estudiantes, pudimos ver el apoyo de los conductores que pasaban por la intersección que tocaban sus bocinas.
El martes 15 de mayo, llamamos a la oficina principal de la escuela intermediaria para hablar con el director de la escuela, Aaron Berlin, y preguntarle sobre las alegaciones y que medidas está tomando la escuela para lidiar con el problema.
“Tomamos el problema (del acoso) con mucha seriedad, hemos dedicado todo el año a la formación del carácter (en los alumnos)”, explicó el director.
El miércoles 16 de mayo, hablamos con Bill Fetterhoff, el superientendente de las Escuelas Públicas de Godwin Heights, quien nos comentó que hoy día muchos jóvenes están envolviéndose políticamente y siendo vocales en asuntos de seguridad, y es una pena que las jóvenes piensen que no han sido escuchadas.
“Tenemos planes de seguridad y salud en las escuelas. Sin embargo, una de las dificultades es saber si los incidentes se presentan una sola vez o es algo repetido; porque hay leyes estatales y federales sobre esto”, dijo el superintendente. “En veces esto puede ser un poco confuso”, agregó.
Fetterhoff argumentó la necesidad de informar a los estudiantes, si sienten o saben de algo que no anda bien, tengan la seguridad de compartirlo con sus padres, los profesores y a la administración del instituto para que puedan investigar las alegaciones.
“Tenemos a consejeros, coordinadores comunitarios, proveedores de salud mental, psicólogos y personal, hay mucho apoyo para alumnos y padres”, dijo el superintendente.