Opinión: Casa editorial El Informador
A todo el mundo le gusta recibir una buena noticia, aquella que ofrece una buena información, pero sobre todo es veraz y oportuna.
Poco a poco, nos vamos convenciendo de que el mundo actual se mueve en el tablero de la comunicación. Por tanto, es importantísimo saber comunicar y saber cómo difundir la información.
Para el periódico EL INFORMADOR es transcendental llevar a la ciudadanía la noticia y más en estos tiempos de crisis en los que la información suele interpretarse como un aspecto negativo, nuestra misión es llevar no solamente la parte trágica sino a su vez la parte positiva.
Como periódico nos damos cuenta de que lo verdaderamente importante no es tanto la verdad pura y desnuda, sino los estados de opinión que se crean en torno a esa verdad. Y, lógicamente, tomamos en cuenta esos datos para ajustarnos así a los gustos del público que tarde o temprano se verán convertidos en un gran número de aplausos.
Tratamos de distinguirnos por cubrir una amplia variedad de noticias desde aspectos sociales, políticos y naturales como accidentes, asesinatos, asaltos, discursos, declaraciones, entrevistas, tormentas, nevadas, inundaciones, entre otros; pero también prestamos atención al lado humanitario y conmovedor mediante notas de obras de caridad, rescates, donaciones, etcétera. Estas y muchas noticias más con la firme convicción de poner en sus manos siempre la verdad.
Hoy en día y para mala fortuna de muchos medios de comunicación, las ideas no se transmiten desde la sencillez, sino que se venden desde un mercado feroz que deja de lado el objetivo principal de informar. Por eso, es necesario cultivar y aprender a comunicarnos y a saber elegir, distinguir y valorar el significado de una buena noticia. Por esta y otras razones no debemos ser engañados o enganchados con mentiras o como popularmente se dice «no aceptar gato por liebre».