Por María G. Erazo
Una vez escuché un proverbio que decía más o menos así, “Estrategia sin tácticas es la ruta más lenta para la victoria; tácticas sin estrategia es el ruido antes de la derrota.” Y se oye tan fácil redactar o pensar en una meta, un plan o estrategia; pero olvidamos los elementos que la componen para que realmente sucedan. Estrategia sin tácticas, como dice el proverbio, es la ruta más lenta para la victoria. Muchas personas se ponen metas, pero no crean tácticas que los llevará a cumplirlas. Decimos, “quiero perder peso”, pero no creamos un plan de nutrición, de ejercicio, determinación mental, etc. Entonces pensamos que lograremos nuestras metas con solo pensarlas o escribirlas en una nota a la par de nuestro espejo.
Para que las cosas realmente sucedan debemos crear un plan maestro. Un plan maestro incluye fechas, horas, acciones realísticas en tiempo, espacio y disposición de la persona. Una estrategia incluye tácticas que van incrementando en intensidad. Por ejemplo, si esta semana me propuse a correr 10 minutos (con el fin de perder peso), la próxima semana deberá ser 15 minutos (o dependiendo de la persona). No podemos tener el mismo reto todos los días o enfrentarnos ante la misma táctica después de semanas.
Asimismo, no podemos tener muchas tácticas sin una estrategia clara. Es decir, no podemos hacer las cosas solo porque sí, sin saber qué es lo que realmente queremos lograr o ver la fotografía más grande de todo. Por ejemplo, no podemos solo “dejar de comer” (para perder peso) cuando es una táctica que con el tiempo no es factible o saludable. Muchas personas viven en el ajetreo de querer lograr muchas cosas y han olvidado que todo empieza con ordenar sus actividades y crear un plan maestro. El día que entendí la importancia de planeación de estrategias y tácticas, la vida me cambio por completo. ¿Cuáles son tus estrategias y tácticas para tu 2018?