Editorial por Luis Molina
La muerte está al acecho siempre, podemos morir por el COVID, por problemas de salud, por tu edad o por un accidente, y esta es la cuestión que no sabemos el día en que podemos morir y por qué causa podamos morir por eso debemos cuidarnos y tratar de evitar lo más que podamos los riesgos innecesarios.
Este es el caso de la variante Delta y el peligro que representa para quien no esté vacunado, y siendo sincero ya los que no quiere vacunarse es porque no entiende lo que está en juego.
Dice el dicho no hay peor sordo que el que no quiere oír y este es el caso de quien no quiere aplicarse la vacuna.
La invitación para aplicársela siempre ha sido abierta y ahí es donde yo pienso que radica el error, los gobiernos deberían hacer obligatoria su aplicación, aunque Biden ya dijo que estaba pensando seriamente en obligarla, pero bueno aún no es este el caso y por personas que no se la ponen es que este virus sigue entre la población haciendo aún difíciles las cosas.
Las metas de vacunación a nivel estatal y nacional aún están por debajo del 70% y no porque no tengamos suficientes vacunas sino porque de ninguna manera se puede terminar de convencer a la gente. Eso si los que aún no se vacunan andan en fiestas y en lugares concurridos haciendo de las suyas sin ver más allá de las consecuencias que eso va a traer.
En fin, como dice el titular de ese editorial la línea entre la vida y la muerte es muy delgada y sí a muchos les vale ¿que se pueden hacer?, y lo peor es que solo están pensando en ellos mismos y no en los demás que por culpa de estas actitudes los contagios continúan siendo altos aun teniendo la solución en una simple y sencilla vacuna que nada nos cuesta ponernos.