Por María G Erazo
«La presión es una parte importante de cualquier proceso, pero un valor insignificante para la fórmula del éxito».
¿Has experimentado estar preocupado por las prioridades en la vida, como la escuela, la carrera, los negocios o nuestra afiliación con organizaciones cívicas? Tal prioridad requiere un gran esfuerzo, especialmente cuando se alcanzan nuestros múltiples objetivos. Es esencial realizar una autoevaluación cuando tenemos un puñado de tareas y prioridades porque nos esforzamos no solo para obtener recompensas sino también para nosotros y nuestra familia.
Todos estaremos de acuerdo en que la visión de la gran mayoría, es crear abundancia y un futuro mejor para nuestra familia: Queremos lo mejor para ellos y produciremos resultados sin importar qué. Sin embargo, hasta qué punto deberíamos dedicar nuestros recursos para alcanzar objetivos, sin sacrificar la relación y el tiempo de calidad con nuestra familia. ¿Cuándo es el momento adecuado para detenerse y descansar para poder canalizar los esfuerzos?
Aquí están los 3 elementos principales que socavan una vida feliz y productiva:
- Presión mental: Es relevante que nuestros objetivos sean factibles y estén limitados por el tiempo. Sin embargo, cuando no estamos alcanzando nuestros objetivos la presión surge de todas las direcciones, es desafinarte ser más astuto, y también es perjudicial para nuestra salud. Una vez que el estrés mental nos agota, también se ven perjudicados nuestros subsidios de eficiencia. Igualmente, se afecta la perspectiva holística de nuestra vida personal que incluye nuestro buen juicio, relación y tiempo de calidad con nuestra familia. Las soluciones varían desde alcanzar persistentemente los objetivos o relajarse hasta liberar la presión, pero al final del día, debemos decidirnos profundamente y nunca ignorar a nuestra familia.
- Conducirse por los beneficios: Muchos de nosotros fallamos en identificar nuestra motivación en la vida, nos enfocamos en los beneficios, ¿Qué obtenemos a cambio de nuestro tiempo y esfuerzo? Es práctico y justo pensar de esa manera. Sin embargo ¿Alguna vez hemos pensado en nuestra máxima motivación y en crear más valores? Se sabe que cuando seguimos lo que queremos, el dinero fluye naturalmente y nunca trabajaremos por dinero, por lo tanto, hazlo con pasión y deseo ardiente.
- Lamentación: He conocido a muchas personas que no han entrenado en el control de su sensibilidad, emociones y tienen una mente muy enérgica. Están acostumbrados a racionalizar, manipular mal las objeciones y no pueden transformar el pensamiento pobre en una mentalidad ganadora. A largo plazo, su práctica se convierte en sus hábitos; terminan por enfocarse en los problemas que trabajar para alcanzar soluciones. Los expertos los manejan trazándose metas y estableciendo consecuencias para sus acciones y su falta de acciones.
Si estamos experimentando esos modos de pensar cómo se mencionó anteriormente, estamos matando la felicidad en el proceso, deslumbrando nuestro desarrollo personal y desviando nuestro tiempo de calidad de nosotros mismos y la familia. Lo que realmente merecemos son las recompensas y una mentalidad ganadora.