Chicago, 16 ene (ELINFORMADORUSA/EFE News).-
n joven que recibió dos heridas de bala mientras vacacionaba en México en diciembre pasado no puede hablar, comer o beber líquidos y es alimentado por una sonda, dijo este miércoles a Efe Julie Contreras, de la organización Liga de Ciudadanos Latinoamericanos Unidos (LULAC, en inglés).
Identificado solo como Eric, ya que su familia teme por su seguridad, el joven permanece este miércoles internado en el centro médico Advocate Christ en el suburbio de Oak Lawn, Illinois, después de haber sido transportado el martes desde México al área de Chicago.
Contreras, dirigente del Comité Nacional sobre Inmigración de LULAC, afirmó a Efe que el joven, de 24 años, había salido de vacaciones al estado mexicano de Guanajuato y que el 30 de diciembre recibió un disparo que le desfiguró su rostro y otro que le impactó en una pierna durante un tiroteo en el municipio de Uriangato.
Indicó que el personal médico del centro Advocate Christ está consultando con expertos del Hospital de la Universidad de Chicago para buscar la forma de reconstruirle el rostro al joven ciudadano estadounidense hijo de migrantes mexicanos, que llegó este martes a EE.UU.
La familia de Eric, quien vive en la pequeña ciudad de North Chicago, quedó traumatizada por este incidente y dijo que inicialmente el joven fue llevado en coma a un hospital en Uriangato. Pero la familia, al ver que la atención ahí no era adecuada, optó por internarlo en un hospital privado.
«La familia está devastada y por ahora temen hacer comentarios a la prensa», señaló Contreras, y añadió: «La madre de Eric me dijo que esto ha sido una pesadilla para ella».
Eric nació en México, pero fue traído a Estados Unidos cuando era un niño y luego logró naturalizarse como ciudadano estadounidense.
El joven es soltero y trabaja en una compañía de renombre, que por seguridad no se quiso identificar, y gana un excelente salario, según Contreras, y por eso pudo irse de vacaciones por todo un mes a su tierra natal: Guanajuato.
«Actualmente él está en condición estable», dijo Conteras, que añadió que la violencia en México ha escalado a grandes proporciones en esta temporada.
Indicó que ha recibido llamadas en estos días de nueve familias cuyos familiares han sido víctimas en diferentes lugares de México. Una de las llamadas que atendió este miércoles fue de una mujer cuyo esposo fue asesinado.
Durante la conferencia de prensa matutina del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, el mandatario afirmó que el martes fueron asesinadas 62 personas en el país, 11 de ellas en Guanajuato, 8 en Ciudad de México, 6 en el Estado de México y otras tantas en Jalisco.
López Obrador atribuyó la violencia en Guanajuato a un enfrentamiento entre un cártel local y otro del estado de Jalisco que se disputan el territorio.
Interrogado por reporteros sobre el alto número de homicidios y violencia en Guanajuato, López Obrador agregó que «se está atendiendo el problema».
Pero esas palabras suenan vanas para activistas como Contreras, que conoce a fondo ya varios casos de inmigrantes visitantes a su país, México, que terminan como víctimas de la violencia en el país latinoamericano.
«Le imploramos al presidente López Obrador que haga algo para frenar esta escalada de violencia. Nosotros los inmigrantes en Estados Unidos amamos mucho a México y lo visitamos en Navidad y Año Nuevo, pero no lo podemos hacer a cambio de nuestras vidas», puntualizó.