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Mexicana deportada sufre secuelas de ser baleada por la Patrulla Fronteriza

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Tucson (EFE)

El sueño americano de la mexicana Marisol García terminó abruptamente cuando un agente de la Patrulla Fronteriza en Arizona le disparó en la cabeza después de cruzar la frontera desde México junto con otros migrantes. Además de ello, fue deportada 22 días más tarde sin mayores explicaciones. “Nadie me dijo exactamente que pasó conmigo. No fue sino hasta que regresé a México que me enteré de que aún tengo un fragmento de la bala en mi cabeza”, dijo García a Efe en entrevista telefónica.

La migrante de 37 años de edad, originaria del central Estado de México, decidió dejarlo todo y cruzar la frontera en junio pasado buscando una vida mejor para sus hijas, y sobre todo anhelando reunirse con su madre y su hermano, a quien no ve desde hace 16 años y que vive en Nueva York. La madre de tres hijas llegó a la frontera entre México y Estados Unidos, donde esperó 15 días tratando de encontrar el mejor momento para cruzar. García viajaba junto con otras cinco mujeres y un hombre, quienes arriesgándolo todo treparon el muro fronterizo de 30 pies (nueve metros) de alto en Nogales, estado mexicano de Sonora, para cruzar hacia la ciudad homónima en Arizona.

Después de lograrlo, los migrantes caminaron por dos horas hasta llegar a un punto donde los recogió un vehículo. La migrante no recuerda si era un auto o una camioneta; solo que el vehículo era blanco. “Después de subirnos al vehículo, no habían pasado más de diez minutos cuando escuchamos una sirena de la Patrulla Fronteriza”, recordó. Sostuvo que de inmediato le pidieron al conductor que se detuviera, ya que los habían descubierto. Afirma que nunca trataron de evadir a las autoridades migratorias. En cuestión de segundos escuchó “varios balazos”, aunque después se enteró de que solo fue un disparo, el cual la alcanzó a ella en la cabeza.

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RECUERDOS ANGUSTIANTES

Los recuerdos de ese momento aún atormentan a García, quien viajaba detrás del conductor junto a la ventanilla. “Pensé que me habían golpeado en la cabeza con un bate o la cacha de una pistola. Se me nubló la vista y quedé a oscuras, aunque continuaba escuchando lo que pasaba”, relató. Los momentos siguientes fueron confusos y angustiantes. García asegura que escuchaba los gritos de sus compañeros pidiendo ayuda, mientras ella sentía pedazos de vidrio sobre su cara.

“Yo quería decirles que estaba viva. Yo escuchaba, pero no podía moverme. Solo pude levantar mi mano y meter mis dedos a la boca para sacar coágulos de sangre”, dijo. La mujer fue llevada a un hospital en Tucson, donde la estabilizaron. Recuerda que una enfermera le dijo que “tenía un ángel muy grande” porque había recibido un disparo en el cráneo. “Ahí fue donde me enteré de que tenía una bala en mi cabeza”, dijo. La mujer fue enviada a otro hospital en Phoenix, donde la operaron, pero al parecer solo pudieron extraer un pedazo de la bala.

“Yo solo supe que me habían operado y me habían sacado una bala, pero nadie me explicó el procedimiento médico ni qué consecuencias podría tener; nada”, aseguró. Tras salir del hospital, la migrante fue llevada a un centro de detención en Florence, donde asegura que fue puesta en cuarentena pese a que la sometieron a una prueba de covid-19 que resultó negativa.

«NO VALIÓ LA PENA»

Tras 22 días en detención y sin ninguna explicación, García fue deportada de regreso a la ciudad fronteriza de Nogales, Sonora. Con ayuda de la organización Víctimas de la Patrulla Fronteriza logró regresar a Ciudad de México, donde gracias a ese apoyo logró ver a un neurólogo, quien le dijo que aún tiene un pedazo de bala en la cabeza. Afirma que desde entonces tiene problemas de memoria, no puede dormir, ha comenzado a sufrir ataques epilépticos, se marea y padece de fuertes dolores de cabeza.

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“No, no valió la pena tratar de cruzar la frontera. Lo único que obtuve fue un balazo en la cabeza. Lo único que me pregunto es ‘¿por qué a mí’?’”, dijo. La Patrulla Fronteriza en el Sector Tucson se negó a responder preguntas sobre el caso, asegurando que se encuentra bajo investigación. El único registro de los hechos se puede encontrar en la página de Twitter del jefe de la Patrulla Fronteriza-Sector Tucson, Sabri Y. Dikman, quien el pasado 16 de junio publicó un mensaje indicando que uno de sus agentes había estado involucrado en un incidente en el que disparó su arma de fuego.

“El 16 de junio de 2021, aproximadamente a las 5:07 pm, un agente fronterizo asignado a la estación de Nogales se vio involucrado en un incidente en que disparó su arma de servicio. Los servicios médicos de emergencia fueron solicitados y una persona herida fue transportada a un hospital”, dijo el oficial en el mensaje. Por su parte, García aún no entiende por qué el agente fronterizo les disparó. “No pueden hacer eso, disparar sin medir las consecuencias. Éramos mujeres en el auto. ¿Qué hubiera pasado si hubieran ido también niños?”, finalizó.