Las promesas del presidente electo Donald Trump de implementar deportaciones masivas y eliminar programas de protección temporal han generado incertidumbre entre millones de migrantes en Estados Unidos. Esto ha llevado a que algunos opten por abandonar el país por voluntad propia, un fenómeno conocido como auto deportación.
Durante su campaña, Trump reiteró su intención de expulsar a millones de personas en situación irregular y desmantelar programas como el Estatuto de Protección Temporal (TPS) y la libertad condicional humanitaria, que actualmente benefician a más de 1,5 millones de migrantes.
Entre estos, unos 500.000 ciudadanos de Cuba, Haití, Nicaragua y Venezuela han llegado bajo el programa de libertad condicional implementado por la administración de Joe Biden, que otorga permisos de residencia temporal y derecho a trabajar.
La elección de Trump como presidente ha reactivado su agenda anti inmigrante, generando un clima de miedo e incertidumbre que impacta incluso a quienes poseen estatus legal temporal.
La auto deportación, un fenómeno promovido desde el primer mandato de Trump, consiste en hacer que las condiciones de vida en Estados Unidos sean tan adversas para los migrantes que estos decidan irse voluntariamente. Este enfoque permite al gobierno alcanzar sus objetivos migratorios sin incurrir en gastos significativos ni implementar acciones directas.
Tom Homan, designado como zar fronterizo de la nueva administración, respaldó esta postura advirtiendo que, de todas maneras, serán deportados: “Si queres auto deportarte, deberías hacerlo porque, nuevamente, sabemos quién sos y vamos a encontrarte”.
A pesar de las promesas de deportar a millones de migrantes, los números durante el primer mandato de Trump estuvieron lejos de cumplir esas metas. Según cifras oficiales, las deportaciones anuales no superaron las 350.000, y para 2024 solo se dispone de presupuesto para 41.500 camas en centros de detención, lo que limita las posibilidades de una campaña de deportaciones masivas a gran escala.