Washington (EFE)
Millones de estadounidenses pierden este sábado sus prestaciones por desempleo, primera consecuencia directa de la negativa del presidente saliente Donald Trump, de firmar el nuevo plan de estímulo aprobado por el Congreso. Las ayudas federales por desempleo para entre 12 y 14 millones de estadounidenses expiraban este sábado, y si Trump no firma el proyecto de ley antes de la medianoche, estos trabajadores parados dejarán de recibir las prestaciones al menos durante una semana, o durante el tiempo que tarde en corregirse la situación.
Se trata de la primera repercusión en la vida de los estadounidenses del desacuerdo entre la Casa Blanca y el Congreso en torno al nuevo proyecto de ley, pero podría haber otras dos consecuencias graves a lo largo de la próxima semana. Si Trump no firma el proyecto de la ley de gasto que acompaña el nuevo plan de estímulo antes de la noche del lunes 28, se agotarán los fondos para la Administración y entrará en parálisis parcial desde el martes 29, a no ser que se apruebe una medida de financiación temporal.
Y en caso de que el paquete de estímulo no entre en vigor el 31 de diciembre, esa medianoche expirará una moratoria nacional que prohíbe los desahucios, lo que colocaría a unos 30 millones de estadounidenses en riesgo de quedarse sin techo en el año nuevo. Trump se ha negado a firmar el proyecto de ley que aprobaron el pasado lunes ambas cámaras del Congreso si no se aprueban varios cambios, desde un aumento de los pagos directos a los estadounidenses hasta una reducción de la ayuda exterior.
TRUMP NO SE MUEVE DE SU POSTURA
El mandatario no dio ninguna señal este sábado de haber cambiado de postura en una serie de tuits desde su club privado de Mar-a-Lago (Florida), donde se encuentra de vacaciones y donde le ha llegado el proyecto de ley por si decidiera firmarlo. «Simplemente quiero hacer llegar a nuestra gran gente 2.000 dólares, en lugar de los míseros 600 (en transferencias directas) que hay ahora en el proyecto de ley», tuiteó Trump, a pesar de que fue su propio Gobierno el que propuso la cantidad de 600 dólares incluida en el texto legislativo.
Las prestaciones por desempleo que expiran este sábado se establecieron al comienzo de la pandemia y se estructuran en dos programas: uno de ayuda a trabajadores autónomos y otro diseñado para proporcionar pagos adicionales a aquellos que no pudieran recibir prestaciones mediante recursos tradicionales para los parados. La legislación que aprobó el Congreso no solo renovaba esos programas, sino que contemplaba pagos extra de 300 dólares a la semana hasta el 14 de marzo para los trabajadores desempleados o despedidos durante la pandemia.
Ese monto sería adicional a las prestaciones que puedan recibir los desempleados mediante los programas existentes en su estado de residencia, que cubren al 90 % de los trabajadores del país y que no expiraron este sábado, al contrario que los programas federales. El índice general de desempleo en EE.UU., que en abril había subido al 14 %, ha ido disminuyendo desde entonces y se situó en el 6,7 % en noviembre.
La semana pasada, las solicitudes del subsidio por desempleo en Estados Unidos bajaron a 803.000, nivel todavía muy alto que refleja el impacto de la pandemia de covid-19, que ya ha dejado 18,7 millones de casos y más de 330.000 muertes en el país.