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Ni la educación de Estados Unidos se salva

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Opinión por Héctor Loya

En una acción sorpresiva y que dejó de nuevo con expresiones de asombro a propios y extraños, el presidente Donald Trump, firmó la semana pasada una orden ejecutiva para desaparecer al órgano regulador de educación de su país.

De acuerdo con los medios de comunicación, el polémico Trump busca, el desmantelamiento del Departamento de Educación con dos argumentos que colocó, a su estilo, en la agenda mediática.

Uno: porque considera que existe un bajo nivel académico en Estados Unidos y, dos, por considerar al Departamento de Educación como “derrochador de recursos y estar contaminado por la ideología liberal”.

En mi opinión se trata de un nuevo anuncio, de esos que cada semana el presidente lanza, y se coloca en el ojo del huracán de las críticas en su propio país, pero también en el extranjero.

Ya ha sido demasiado duro contra los países a los que considera enemigos, de hecho, a media semana, la pasada, también dijo que no permitirá que a Estados Unidos entre ningún vehículo producido en México.

Lo he dicho en algunas ocasiones, estamos frente a un personaje que maneja la agenda mediática a su antojo, que es su propio jefe de prensa, su propio coordinador de relaciones públicas, en fin un mandatario que busca gobernar al mundo.

Ahora, en una nueva embestida mediática, anunció -tras la firma de la orden ejecutiva-, que intenta desmantelar el Departamento de Educación, al que considera un lastre de Estados Unidos.

Pero me llama la atención un dato que le duele a muchísimos países, y es el bajo nivel académico. Hasta donde se sabe, los países con los más altos índices de aprovechamiento estudiantil, en todos sus niveles, son Finlandia, Japón, China y Estados Unidos, éste último, hasta el jueves pasado, revelado por el propio Trump.

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El adjetivo bajo, debe llamar la atención porque, de entrada, cientos de jóvenes mexicanos, buscan una oportunidad académica en los diversos niveles escolares de Estados Unidos.

El esfuerzo que hacen las familias mexicanas por enviar a sus hijos a las escuelas norteamericanas, es notorio. La educación en ese país ni es gratuita, del todo, ni es barata, al contrario.

Las universidades de Estados Unidos hacen esfuerzos también para ofertar becas a los mejores estudiantes extranjeros; es obvio que las instituciones de educación superior no están reguladas por el Departamento de Educación estadounidense, pero sí dependen en un alto grado, de la supervisión oficial.

La educación en Estados Unidos es considerada una de las mejores del mundo. Sin embargo, el sistema educativo estadounidense se enfrenta al igual que todos los países.

Ahora imagínense si Estados Unidos reconoce estar mal académicamente ¿qué está ocurriendo en el resto del mundo?