Por Joel Morales/ El Informador
GRAND RAPIDS, MI
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Andrés Chávez, de 23 años de edad, quien era un bebé cuando su famoso abuelo, César E. Chávez, estaba conduciendo marchas, huelgas y ayunando por días por la causa de los campesinos de la agrícola en los años 60, heredó la misma pasión y visión y el miércoles, 18 de octubre, compartió un poco de ella con una muchedumbre que llenó a capacidad un auditorio en Grand Rapids Community College, diciéndoles que nunca se dieran por vencidos.
Tocando brevemente el presente ambiente político en el país, Chávez dijo que hay personas que profesan su patriotismo mientras que otros lo practican, y que la construcción de un muro nunca va a unir una comunidad, que eso requiere puentes.
“La lucha por la justicia e igualdad hoy día va a tener que ser liderada por personas ordinarias, personas como ustedes y yo, por la juventud”, les dijo también el activista. “Una de las lecciones que aprendí de mi abuelo por parte de mi padre, fue que la única vez que pierdes es cuando te rindes y dejas de pelear”, agregó.
Dijo que muchos vieron el activismo de su abuelo como una lucha para mejorar las condiciones de trabajo de los obreros, pero que en realidad era para que los vieran como seres humanos.
Compartió con la audiencia cómo César E. Chávez empezó trabajando con una organización activista, subiendo en rango hasta llegar a formar parte de la media clase, viviendo en una casa en los suburbios, siendo dueño de un carro deportivo y hasta vistiendo en trajes de vestir “Brooks Brothers”, en esos días unas de las mejores marcas de ropa fina.
Les dijo a los asistentes que al ver las injusticias a los mexicanos americanos que piscaban las uvas, a las que los granjeros le echaban pesticidas y lo que ocasionó que algunos bebés nacieran deformados, algunos sin brazos y piernas, dejó su posición y empleo y comenzó a abogar por los campesinos, lo que lo elevó de manera nacional al sindicato United Farm Workers of America (Trabajadores Agrícolas Unidos de América en español).
“Si quieren efectuar cambios, involúcrense en las causas aún si solo es haciendo presencia en las marchas o reuniones”, les dijo Chávez. “Una cosa que he aprendido es que, a través de la acción colectiva, las cosas se pueden lograr”, agregó.
Los organizadores del evento luego ofrecieron tiempo para que los asistentes le hicieran preguntas al invitado especial. Entre otras, una joven preguntó cómo podía informarles a otros sobre la huelga de El Milagro Tortillas, que lleva una semana de camino, otra preguntó cómo podía apoyar a DACA y todavía otro joven quería saber el rol de la violencia en las protestas.
Chávez dijo que si hay políticos opuestos a sus causas, una de las mejores maneras de combatir eso es presionándoles, yendo a sus oficinas y haciéndoles saber cómo se sienten. También que pueden involucrarse con organizaciones que están luchando por los derechos de la gente, pero que el pacifismo es mucho más potente que la violencia.
“La resistencia siempre traerá cambios, puede ser que no los vean de inmediato, pero sigan peleando”, dijo el joven activista y nieto de César E. Chávez. “La voz del consumidor tiene mucho impacto”, agregó.
Durante todo su discurso Chávez varias veces les dijo a los universitarios que estaba con ellos, algo de lo que fuimos testigos a la conclusión de su plática.
Por casualidad nos encontrábamos cerca del nieto del fallecido líder de los campesinos, cuando un integrante del colegio se le acercó y le dijo: “Andrés, si vamos a llegar a nuestro próximo compromiso, vamos a tener que irnos ahora mismo, a lo que Chávez le respondió, “Si estos jóvenes tomaron el tiempo para venir a escucharme hablar, yo voy a tomar todo el tiempo necesario para tomarme una foto con cada uno de ellos.”
Por lo visto en el Centro de Tecnología Aplicada de GRCC ese día, el legado y activismo de César E. Chávez continuará con su linaje, ya que muchos de los que asistieron para escuchar al joven Chávez hablar no se querían ir, hambrientos por una palabra de aliento y esperanza.
