Opinión Casa Editorial El Informador
Grand Rapids tiene nuevo jefe de policía y con el nombramiento del cargo el oficial Eric Payne adquiere una nueva y gran responsabilidad, misma que viene en el momento más difícil de la ciudad. Como ya es de conocimiento de todos, Grand Rapids se encuentra enfrentando una mala racha y viviendo una ola de violencia donde los asesinatos y las balaceras están a la orden del día.
Tan solo cada fin de semana se registran múltiples tiroteos y con ellos muertes, las cuales en su mayoría son de personas afroamericanas y en ocasiones latinos.
Ante esta grave y apremiante situación el oficial Payne tendrá que poner más del cien por ciento de si en la lucha para que a lo personal y a nombre de todo su corporativo policiaco puedan encaminar acciones efectivas para detener tanta violencia, tanta muerte y tanto crimen que muchas veces queda impune.
Sin duda alguna, Eric Payne no tiene una tarea nada fácil y el combatir este cáncer que tiene a la ciudad sumida en el temor significará una labor titánica, pero no imposible.
Con este nombramiento el departamento de policía y todo Grand Rapids está apostando todas sus cartas al oficial Payne, o como se dice echando toda la carne al asador en algo que realmente requiere de acción inmediata: la seguridad de la ciudad entera.
Las palabras del nuevo jefe de policía fueron muy claras y contundentes; “Estamos buscando disminuir el índice de violencia y crímenes en la ciudad, debemos tener objetivos y metas reales por nuestra comunidad y enfocarnos en lo que si podemos mejorar”.
Palabras con un gran peso, pero sobre todo que se deben cumplir. La primer tarea por parte del nuevo jefe de policía y del Departamento completo será recuperar la confianza de los ciudadanos y que las palabras no queden solo en palabras sino que trasciendan el umbral de los hechos para que de una vez por todas la violencia que azota a la ciudad y aterroriza a sus pobladores llegue a su fin.