Opinión por Héctor Loya
Todos, en algún momento hemos escuchado la frase “La unión hace la fuerza”, como una invitación a ser solidarios para enfrentar las adversidades o para aprovechar las oportunidades.
Hoy, tal vez como nunca, los mexicanos debemos estar unidos para defender la soberanía, proteger los derechos humanos y garantizar el bienestar de los nacionales que viven en Estados Unidos.
La historia ha demostrado que las naciones más fuertes no son las que tienen las economías más poderosas, o las que tienen los mejores y más grandes ejércitos, sino aquellas que tienen un entramado social fuerte, solidario y con una cultura que les permite tener un sentido de orgullo y pertenencia.
En estos momentos, el mexicano que vive en EEUU y que no tiene papeles tiene la difícil tarea de dejar de lado las diferencias para enfrentar los desafíos que tiene por delante.
Con el segundo mandato de Donald J. Trump, ha vuelto a nosotros la sensación de injusticia, discriminación y racismo en contra de los connacionales que viven en el país, las constantes amenazas a la economía mexicana con la imposición de aranceles, la militarización de la frontera y las deportaciones masivas nos hacen recordar momentos que creíamos superados entre las dos naciones; pero justo es ahora cuando es imprescindible recordar también que los mejores frutos, tanto para México como para Estados Unidos es cuando la relación bilateral es de respeto mutuo y de cooperación.
Cuando los dos países han trabajado conjuntamente, con respeto y coordinación, los resultados han sido muy buenos. El Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, México y Canadá es consecuencia de un trabajo de este tipo de dinámica.
En materia de seguridad, la relación y la cooperación entre agencias de manera coordinada y con respeto a la soberanía nos han permitido enfrentar retos comunes y obtener resultados importantes.
Haber tenido buenas experiencias no quiere decir que no haya áreas de oportunidad o condiciones que debamos superar, pero también debemos ser claros que México es un socio de Estados Unidos, no un subordinado; nuestra dignidad como pueblo y la soberanía no pueden estar sujetas a ningún tipo de negociación.
La sociedad mexicana juega un papel determinante en estos momentos, la unidad no significa uniformidad ni pensamiento único, sino la capacidad de encontrar un espacio común para trabajar juntos y construir dos países fuertes y solidarios, dependiendo de qué lado de la frontera estés.
Toda crisis trae consigo una caja de oportunidades que podemos aprovechar si estamos juntos y cohesionados. La historia nos observa y juntos podemos escribir un capítulo de dignidad y esperanza para ambos países.