Opinión: Casa Editorial El Informador
Hasta el momento se a vivido en la ciudad de Grand Rapids un caso que ha dado mucho de qué hablar desde el mes de noviembre, se trata del caso de un veterano de guerra hispano que luego de ser arrestado por su participación en un incendio en el helipuerto del hospital Spectrum Butterworth fue denunciado por el propio capitán de la policía con los oficiales de inmigración ICE.
Esto ha causado mucho revuelo y más ahora que la policía de Grand Rapids anunció la reactivación al servicio del capitán VanderKooi después de una investigación en la cual se liberó de toda culpa al capitán de GRPD.
Esta acción es sumamente injusta porque como puede ser posible que después de todas las evidencias recabadas simplemente se laven las manos y den por concluido un caso donde una autoridad actuó de manera imprudente y sobre todo discriminando a un hombre tan solo por su aspecto físico.
En varias declaraciones los oficiales de policía han dicho que ellos son servidores públicos a favor de la ciudadanía y que su principal objetivo es cuidar la seguridad de los ciudadanos, situación que en ocasiones se pone en tela de juicio por las propias acciones de los policías.
Ante esto no se refuta el hecho del arresto ya que Ramos efectivamente cometió un delito, lo grave del asunto es la forma del proceder al denunciarlo con ICE solo porque al oficial le pareció lo correcto y dejó de lados los papeles que oficializaban al hombre como un residente leal.
Sabemos por evidencia recabada que no es la primera ocasión en la que el oficial de policía realiza este tipo de acciones, entonces es deber del departamento de policía de la ciudad tomar esto en cuenta y extremar precauciones ya que al reingresarlo al servicio seguramente lo volverá a poner en practica una vez que se haya olvidado o enfriado el caso.
Las actitudes discriminatorias no tienen cabida en la sociedad y menos en nuestros servidores públicos todos tenemos derechos y nadie puede pisotearnos sin importar el delito que se haya cometido, todo delito requiere un juicio adecuado y prudente antes de tomar acciones legales contra los acusados.
Esperamos que con el juicio de apelación se aclare más este penoso asunto y se tomen las medidas adecuadas en el proceso de Jilmar Ramos Gómez, pero sobre todo contra este tipo de prácticas discriminatorias y raciales que dañan la imagen de los hispanos, así como su integridad física y emocional.
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